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Buena onda

Un futuro con mucho diseño

Un filósofo checo caído en el olvido, Vilem Flusser, escribió que el futuro iba a depender del diseño. Desde hace unos días sabemos que una parte del futuro de la cultura y de la proyección internacional de la ciudad de València van a depender del diseño, y de los diseñadores valencianos, al menos durante los próximos tres años.

La Associació València Capital del Disseny ha conseguido que la World Design Organization designe a nuestra ciudad como su capital durante el año 2022 en una competencia que se ha dirimido finalmente con la ciudad india de Bangalore y el éxito de la candidatura valenciana tiene un alto valor simbólico.

Ciertamente, es una competencia que se ciñe a una profesión o una disciplina creativa y no tiene el alcande de otras convocatorias como las de ciudades creativas de la Unesco o las capitalidades culturales de Europa.

Su impacto o popularidad queda igualmente lejos de los que tienen las Olimpiadas o los campeonatos del mundo de cualquier especialidad deportiva. A la larga, podría ser menos relevante que la instalación de la sede oficial de un organismo internacional como el Centro Mundial de la Alimentación Urbana Sostenible que depende de la FAO, recientemente inaugurado en València.

Pero es un activo importante para el desarrollo de la profesión, la disciplina y los profesionales y sumará de manera muy oportuna a la proyección, el prestigio y la buena imagen de la ciudad.

Una imagen que tuvo un espectacular desarrollo durante los años 80 y 90 pues, como a la mayoría de las ciudades españolas, la democracia le sentó muy bien. Surgió otro urbanismo, una nueva arquitectura, proyectos fantásticos: el Jardín del Turia, la preservación del Saler, el IVAM, el nuevo diseño del entramado del puerto y las playas de la ciudad. Y hubo una efervescencia sorprendente de la cultura y de la ciudad como espacio para vivir juntos.

La primera década del siglo XXI esa imagen recién adquirida ganó enteros con la Ciudad de las Artes y las Ciencias, la recuperación de edificios emblemáticos como el Mercado de Colón y la finalización del urbanismo de los barrios hasta completar el diseño de una ciudad amable, acogedora y estimulante.

Dos políticas de creación y proyección de imagen muy distintas lograron hacer suma y durante tres décadas la ciudad acumuló un capital de prestigio muy notable.

Pero en la última etapa se acumularon errores llamativos como la apuesta por los grandes eventos -la visita del Papa, la Copa de Vela y la Fórmula 1, todo en el mismo paquete- y el olvido del tejido, de la vida creativa, de la propia ciudad como base firme de cualquier internacionalización.

Los fracasos debilitaron el prestigio y crearon una crisis de imagen que se ha arrastrado durante más de un lustro. El cambio político del 15 ha frenado el deterioro y, aunque hay expertos que apuntan a la urgencia de una política bien pensada y una articulación mayor entre todos los interesados, han surgido las condiciones para una recuperación y un avance en el competitivo ranking de las ciudades creativas o globales.

La iniciativa de la Associació València Capital del Disseny es una excelente contribución en la buena dirección para que Valencia recupere y aumente su prestigio en el mapa de las ciudades que tienen atractivo para cualquier persona, empresa o colectivo venidos de fuera.

Ha sido una iniciativa nacida de la sociedad civil, ha contado con el consenso por parte de todos los miembros de la profesión y ha dejado sobre la mesa la breve pero hermosa tradición que el diseño tiene en València y el enorme potencial creativo que tiene por delante.

En sus orígenes, el diseño fue una disciplina y una profesión que requirieron para su mejor desarrollo un humus con grandes dosis de producción industrial y con una gran aceptación de la comunicación, de la comercialización.

Pero desde los tiempos de la Revolución Industrial, el diseño ha evolucionado de modo drástico y se ha ido ganando un espacio central en muchos ámbitos de la economía y de la sociedad.

Afortunadamente, y como indica la etimología de la palabra, diseño quiere decir también dibujo, en este caso de lo porvenir, de lo que solo existe como imagen mental.

Conseguir una buena ejecución de lo que la Associació Valéncia Capital del Disseny ha pensado para estar a la altura de la Capital Mundial del Diseño en 2022 aportará una dosis elevada de prestigio y buena imagen a la profesión, al diseño y al futuro próximo de València.

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