Cuando publicamos el número uno de nuestra Revista Iberoamericana de Autogestión y Acción Comunal, el A Modo de Presentación de ese número -método que íbamos a repetir en todos los siguientes hasta la fecha- se tituló "El paradigma recobrado de la comunidad de hombres libres". En su primera página escribí que no se trataba de retomar nuevos cultos iniciáticos en la adoración de quimeras o en el cultivo de mitologías utópicas… sino en el rigor conceptual y metodológico, desde la precisión del marco científico de nuestro trabajo, desde donde podemos construir nuestro paradigma como modelo y método… Aquí indicamos la nota primera de este trabajo que se va a convertir en el núcleo posterior de toda una filosofía política que tendrá distintas versiones.

En esta nota primera se dice textualmente: «El 23 de mayo de 1983 hemos oído una magistral conferencia del filósofo Mario Bunge, en la Universidad Autónoma de Madrid, sobre ‘paradigmas y revoluciones’». «En esta conferencia el profesor Bunge denunciaba la facilidad con la que algunos autores y en especial -Kuhn y Feyerabend- escriben de revoluciones en el campo de la investigación científica y la necesidad de la rigurosa exposición del paradigma como marco conceptual de toda teoría, que implica precisión en objetivos, métodos, hipótesis, etc, frente a la idea deletérea de que ‘todo vale’» «Este rigor no supone un rechazo de planteamientos teóricos globales y frente a un empirismo rabioso que no levanta la nariz de los datos más a ras de la tierra, el profesor Bunge ha sugerido ‘la posible utilidad del filósofo en la ciencia social’ en la comunicación que presentó bajo este título al I Coloquio Nacional de Filosofía, en México, en agosto de 1975…» «Nosotros pretendemos utilizar el concepto de paradigma como modelo hipotético, socioeconómico, político y cultural y, a la vez, marco conceptual en el sentido bungeriano».

Resulta evidente que aquella conferencia del maestro Mario Bunge influyó en el enfoque inicial de nuestra revista, nacida unos pocos meses después. Además, la empatía que se produjo entre nosotros hizo que la comunicación fuera fluida desde entonces y que Mario Bunge aceptara incorporarse al Consejo de Redacción de RIDAA y colaborara en ella con cierta frecuencia e intercambiándonos, a partir de entonces, trabajos, artículos, libros y colaboraciones mutuas. En el número 13-14, correspondiente a la primavera-verano, de 1988, publicamos el artículo de Bunge «Modelos para procesos que combinan competencias y cooperación». Me pareció tan interesante que, cuando unos años después, la editorial Fondo de Cultura Económica, me propuso publicar una obra colectiva por mi coordinada, que finalmente titulé Sociedad solidaria y desarrollo alternativo (Madrid, 1993), en dónde incluí trabajos destacados de colaboradores, fundamentalmente de nuestra revista, por descontado incorporé este artículo de Mario Bunge que acabo de citar.

En este mismo libro, y en el capítulo introductorio que titulé «¿Podemos vivir de otro modo?» y al hacer referencia al monumental tratado de filosofía, en 8 volúmenes, que Mario Bunge publicó en la McGill University, Montreal, Canadá -a la que se incorporó a partir de 1966- recordaba como en una encuesta sobre la autogestión que publicamos en el número 25 de RIDAA, él nos había dicho que en su Tratado hace referencia a la cooperación y a la autogestión, tanto en el volumen 7 (1985) y en el volumen 8, (1989).

Además de este tratado de filosofía, la bibliografía de Bunge es inmensa y de una gran trascendencia filosófica y moral. Ahora bien, al mismo tiempo no ha dejado nunca de estar preocupado por las cuestiones más actuales y por los problemas del mundo, en particular, en lo que afecta a los países de cultura iberoamericana. Varias de las colaboraciones que envió a la revista durante estos años así lo reflejan y también el libro que me remitió titulado 100 Ideas. El libro para pensar y discutir en el café, publicado en Buenos Aires en el año 2006 por la editorial Sudamericana y que es un compendio de artículos periodísticos, llenos de ingenio y humor. En 1987 creamos en Madrid la Asociación Tierra Unida-Tierra de Todos y en su manifiesto defendí como bienes comunes al servicio de la humanidad amplios territorios y mares que no debían ser uso exclusivo de unos pocos privilegiados sino priorizando el bien común de todas las personas. En esta cuestión vamos también a coincidir con Mario Bunge tiempo después.

En el 2009 Mario Bunge publica su Filosofía Política que lleva como subtítulo las palabras Solidaridad, Cooperación y Democracia Integral. En los agradecimientos tuvo la gentileza de incluirme entre los que les formularon preguntas interesantes, información pertinente o me ofrecieron consejo (que no siempre seguí, señala) entre una relación de notables amigos y académicos. Tantos años de enviarle nuestra revista y otras obras sobre autogestión y colaboración algún efecto tuvieron que hacer en el maestro. En esta obra Bunge reivindica que toda concepción de la política presupone una concepción del mundo y, en suma, una opción moral, pero a luz de las ciencias sociales para que haya una gobernanza científica antes que el puro oportunismo político del momento. Para ello hay que medir la calidad de vida de los pueblos y del desarrollo humano, no solo por la salud, el ingreso per cápita y la educación, sino también añadiéndole dos variables que faltan: la desigualdad de ingresos y la sostenibilidad ecosocial y ampliar la democracia del terreno de lo político a otros terrenos pertinentes: la administración de la riqueza, el entorno natural y la cultura. De ahí que la democracia integral por él defendida suponga igualdad de acceso a las riquezas naturales, igualdad de oportunidades económicas y culturales y participación popular en la gerencia de los bienes comunes.

A finales de 2018 le comuniqué que en el año próximo íbamos a celebrar en València el III Congreso Internacional América Europa, Europa América, sobre la gestión de los bienes comunes a partir del ejemplo del Tribunal de las Aguas de València, se apresuró a enviarme, antes de que acabara el año, un artículo titulado «La Tragedia de los bienes compartidos», que publicamos en enero de 2019 en la portada del periódico La Hora de Mañana y ahí se ha mantenido todo el año como homenaje al maestro Mario Bunge en este que es su año, de esos 100 años llenos aún de vitalidad y creatividad intelectual. En este artículo defiende que la mejor solución es el autogobierno para resolver los conflictos de intereses y recuerda al milenario Tribunal de las Aguas Valenciano y a la obra de la profesora Ostrom, defensora de los bienes comunes y a la idea de que la igualdad precede a la libertad y a la solidaridad o que ninguno de estos lemas puede hacerse aisladamente o a costa de los otros. En este mes de septiembre que es tu mes, querido amigo y maestro, y hoy se celebra ese aniversario de tu nacimiento, que en tantos casos es la conmemoración de un centenario ya póstumo para el autor, sentimos la alegría de que te encuentres entre nosotros y con los ánimos renovados para aportarnos tus reflexiones y tu impulso moral. Nosotros creamos desde hace más de diez años, el Premio Gigante del Espíritu. Tú eres, querido y admirado Mario Bunge, el premio Gigante del Espíritu de Honor que culmina esta década y tu ejemplo y tu obra nos seguirá iluminando para siempre.