Venimos de una semana en la que Feria Hábitat València ha mostrado de nuevo la pujanza del sector del mueble y la utilidad de una herramienta como Feria Valencia. Los datos ofrecidos por la institución y las imágenes de los pasillos del recinto durante los cuatro días de certamen constatan una fortaleza económica que hacía tiempo no veíamos.

Según los datos que maneja Feria Valencia, el 46 % de sus expositores proceden de la propia Comunitat Valenciana. Esto quiere decir que casi 1.700 empresas de nuestra autonomía presentaron sus novedades en los diferentes certámenes de Feria Valencia. Pero hay un dato que aún es más llamativo, aportado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE): los expositores de Feria Valencia atribuyen hasta un 21% de su facturación anual a su presencia en feria.

La feria es una gran oportunidad de negocio más allá de nuestras fronteras, es una oportunidad para la internacionalización para las pymes. Los productos feriales que organiza la propia empresa reciben visitantes de hasta 160 países todos los años.

Está claro pues, que Feria Valencia y sus diferentes certámenes suponen una herramienta clave para el tejido productivo de la Comunitat Valenciana. No debemos olvidar que las principales citas feriales que se celebran en el recinto tienen una íntima vinculación con sectores relevantes de la autonomía como el azulejo, el mueble, la flor y la planta...

Pero, además, la actividad ferial genera una serie de impactos en la industria auxiliar. Arquitectura efímera, transporte de mercancías, suministros de todo tipo, que también son muy relevantes para el entorno económico de la feria. El impacto en el sector hotelero, o en los taxis, o en la restauración también es muy relevante. De hecho, se calcula que cuando una empresa acude a feria, de cada 100 euros que gasta, 20 son facturados por la propia Feria Valencia y los 80 restantes por toda esa industria auxiliar. Feria Valencia facturó en torno a 24 millones en 2018. Hagan sus números.

En definitiva, la feria, más allá de cualquier otra consideración, es una herramienta al servicio de la creación de riqueza de la Comunitat Valenciana. De hecho, el IVIE estimó este año que la actividad de Feria Valencia sustenta el 0,6 % del empleo de la Comunitat y genera el 0,5 % de su PIB.

Pero la utilidad de Feria Valencia traspasa los intereses puramente económicos. La economía es cíclica y para cada momento las empresas necesitan diferentes herramientas. La Feria se ha consolidado en sus más de cien años de historia en una herramienta útil en cualquier situación. Cuando el viento sopla a favor, ayuda a las empresas a reforzarse y hacerse más modernas, obligando a la innovación y al diseño. Cuando la crisis aprieta, la feria es una suerte de refugio donde los sectores se reencuentran cada año, se reconocen y analizan su situación.

Superados los años de la gran crisis económica, la feria está en el momento oportuno para consolidar su posición. La sociedad valenciana ha hecho un gran esfuerzo para dotarse de una instalación, Feria Valencia, que puede competir por calidad y capacidad con los principales recintos españoles y europeos. Y nuestra obligación es lograr de ella la máxima rentabilidad, para la industria y para el territorio valenciano, porque esta es la feria de todos.