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Uno de los argumentos favoritos del responsable de la EMT para eludir críticas a su polémica gestión es espetar a sus contrincantes un «les urnes ja han parlat», y quedarse tan tranquilo. Como el populismo tiene memoria corta, se olvida que es la misma letanía que gastaron los ediles populares durante su imperio. Como hay que insistir en lo obvio, ganar o formar gobierno tras las elecciones permite dirigir los avatares públicos momentáneamente, pero en ningún caso otorga impunidad, y menos cuando el área a tu cargo ha sido pasto de la versión ciber del timo de la estampita. La EMT es clave en la movilidad en València, y en los últimos cuatro años ha ido a peor. Las frecuencias de paso son más largas entre semana, y eternas sábados y domingos; el prometido transbordo entre líneas es inexistente; y las temperaturas de los autobuses van contra la emergencia climática (te hielas en verano y te torras en invierno). Mientras el transporte urbano municipal invierta más en un trayecto que el coche privado, no hay movilidad sostenible, por no hablar de la espalda que se da al transporte metropolitano, el que más crece. Con independencia de la evolución administrativa y judicial del caso, hay una evidente responsabilidad política que Grezzi se niega a reconocer. No confío en una resolución lógica ante el fraude, que seria la salida del concejal y todo su equipo de la EMT, porque el populismo tiende a la supremacía, o sea son culpables todos los demás menos él. Sin embargo estaría bien que el alcalde actuará como tal, y con una simple firma cambiaría de ocupación al edil cuestionado. Igual que sus socios de gobierno, que tras mendigar una vicealcaldía postiza ya es hora que ejerzan el uso de la razón para decir basta a los desaguisados. La oposición tampoco juega con ventaja. Los catalanistas del PP, digo en referencia a los seguidores de la portavoz popular, perdieron la centralidad cuando abrazaron la causa de elementos involucionistas y antiestaturarios, o sea anticonstitucionalistas. Cuando se incumplen las promesas de transparencia, se incurre también en estafa política.

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