Llega el mes de octubre, un mes ideal para hacer planes y proyectos de todo tipo; hay personas que de forma aguda o crónica, se sienten cansados, decaídos, irritados y con insomnio meses y meses…No es algo posvacacional, es un tema cotidiano y diario, sin ganas ni motivación para disfrutar de la vida personal, familiar, social y laboral; les invade el desánimo y la baja autoestima que les altera la calidad de vida y les impide hacer planes duraderos. Entonces necesitan activarse y recibir todo tipo de apoyo yun abordaje profesional de su médica de familia, enfermera, trabajadora social, psicóloga y psiquiatra con una orientación familiar y comunitaria, para facilitar la gestión de los acontecimientos vitales estresantes de la vida diaria.

Las Consellerias de Sanidad Pública y Políticas Inclusivas se han de coordinar y trabajar conjuntamente en todo este tratamiento profesional. En abril de 2016, se rechazó en el Consejo Interterritorial del SNS, la estrategia nacional de salud mental; en nuestra comunidad se trabajó de forma intensa desde la Oficina Autonómica de Salud Mental con las sociedades científicas y las asociaciones de familiares y enfermos. Este trabajo se tradujo en protocolos y documentos sobre TDAH-Trastorno de Déficit Atención e Hiperactividad-, Código Suicidio, Trastorno Conducta Alimentaria-TCA, y abordaje de los Trastornos Mentales Comunes-TMC y el malestar emocional; se pusieron en marcha espacios de cooperación profesional entre atención primaria y salud mental para abordar la depresión, la ansiedad, el estrés y el fomento de la salud positiva, entre otros aspectos. Se instauraron campañas contra el estigma y la discriminación social del enfermo mental agudo y crónico, dirigidas a población general, pacientes, familias, medios de comunicación y sistema educativo, así como mejorar el autocuidado de estos pacientes.

Los profesionales sanitarios de los Equipos de Atención Primaria y de las Unidades de Salud Mental hemos percibido parálisis y estancamiento en el desarrollo de todas las mejoras asistenciales al enfermo mental. Ambas consellerías tienen por delante la oportunidad de liderar e innovar en este campo, aprovechando todo lo realizado en tiempos anteriores: “sin salud mental, no hay salud”. Sabemos que el contexto nacional no favorece—sin presupuestos y ni modelo financiación-,pero el empuje autonómico en salud mental ya tiene una inercia de cambio imparable, pero esperamos que su voluntad y coraje, sumen esfuerzos suficientes a los ya ejecutados por todos los profesionales implicados en el pasado, en el presente y en el futuro. Dialoguemos y consensuemos, todos juntos: pacientes, familias, profesionales y gestores de las consellerías de sanidad y salud pública y de igualdad y políticas inclusivas. Más hechos y menos palabras.

Estamos convencidos de que el trabajo conjunto y coordinado, permitirá superar los obstáculos y las dificultades del siglo XXI -fragilidad, cronicidad y complejidad- para responder adecuadamente a las expectativas y necesidades de las personas con problemas mentales-. Entre todos, seremos capaces de poner al paciente en el centro del sistema sanitario público, y demostrar que la salud mental también existe.