La Organización privada WDO ha concedido la Capitalidad Mundial del Diseño a València en 2022. Gran noticia que llena de retos a medio plazo a nuestra capital de la Comunitat Valenciana, pues este logro del Ayuntamiento de València, que ha liderado el trabajo de un grupo interdisciplinar, supone un reto en los ámbitos de la innovación, del diseño en el sector público, en nuestras empresas y en la sociedad en su conjunto. La Organización Mundial del Diseño (WDO) en su 29ªAsamblea General en Gwaungju (Corea del Sur) nos definió qué entendía por diseño: «El diseño industrial es un proceso estratégico de resolución de problemas que impulsa la innovación, genera éxito empresarial y conduce a una mejor calidad de vida a través de productos, sistemas y experiencias innovadores».

La WDO se creó en 1957 (año del Plan de Estabilización en España) trasladando su sede de diferentes plazas hasta concluir en 2005 en Montreal y reconocida con un estatus consultivo especial de la UNESCO en 1963.

El diseño jugó un papel de primer orden en los años tras la II Guerra Mundial, sobre todo en los países perdedores del Eje. Por su similitud fijémonos en el caso italiano donde los arquitectos formados en la tradición racionalista del fascismo se encontraron huérfanos y fueron los que usó la industria manufacturera que acudió en búsqueda de talento para resolver proyectos de diseño sobre todo en el ámbito del mobiliario, la iluminación y productos de consumo. Valga con citar los casos paradigmáticos de la Vespa o de la máquina de escribir Olivetti, la cual cuando salió al mercado con una funda de plástico hizo que fuese motivo de exposición permanente en el MOMA de Nueva York.

La Associacione per il Disegno Industriale (ADI) se fundó en Milán en 1956. Repárese en las fechas y el estado de España en esos momentos que, además por razones políticas, no se benefició del Plan Marshall que tanto ayudó a países como Italia o Alemania pioneras del diseño en esos años por una necesidad imperiosa de fomentar su industria. En España hubo que esperar a 1973 cuando se crea el BCD (Barcelona Centre de Disseny) y que llega a nuestra ciudad en 1978 con las actuaciones de promoción y difusión del diseño en el Instituto de Promoción Industrial (IPI) bajo el patrocinio de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación, bajo de presidencia de la personalidad de José Antonio Noguera de Roig (Actas de Diseño, nº 15, VIII Encuentro Latinoamericano de Diseño, Buenos Aires, julio 2013). Con posterioridad, en 1984 y dependiente de la Conselleria de Industria y Comercio de la Generalitat Valenciana se creó el IMPIVA, que recogió la tarea iniciada por el IPI pero con mayores medios de todo tipo. De alguna manera, el IPI fue desmantelado y trasladado con todo su equipo humano, salvo el economista Gerardo Canet, al IMPIVA. El progresismo siempre apostó por el diseño como sucedió otrora en València, frente a la sequía posterior de 20 años.

Pero, volviendo al IPI se lanzó, con la inestimable colaboración del diseñador Xavier Bordils, un boletín periódico, exposiciones como la de Feria Internacional de València o la convocatoria de Premios de Diseño, donde recuerdo que se destacó, entre otros, a Porcelanosa, o la antigua Wieden Simó y cómo causó malestar el rechazo que se hizo de una gran empresa de puertas de Crevillent, por considerar que no reunía las características de un verdadero diseño. Pero el IPI sirvió también de punto de encuentro de los diseñadores de entonces que recuerde como Cap i Mans (Eduardo Albors y José Juan Belda), Gabriel Pons, Daniel Nebot, Vicent Martínez, Nacho Lavernia (más tarde los 3 Premios Nacionales de Diseño), Pepe Gimeno, Paco Bascuñán, y el propio Xavier Bordils. Luego, tradición sí la ha habido en València, con la posterior creación de la Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana, que ha formado parte del grupo de trabajo bajo la égida del ayuntamiento de su capital. La Generalitat ya ha ofrecido toda su colaboración, pero hay que ser más ambicioso y, como dijo Ribó tiene que servir para encontrar los intereses de Alacant, Elx, Alcoi, Castelló, así como los ayuntamientos, diputaciones, universidades (no hay que olvidar los estudios existentes en la Politécnica de Valencia o el CEU a nivel privado), las empresas y la ciudadanía.

Las empresas deben jugar un papel capital y como todo evento tiene que apoyarlo para que deje huella en las mismas y en la ciudad, como lo fueron los Juegos Olímpicos de Barcelona. Al respecto, se comenta que, cuando Barcelona fue designada, el alcalde Maragall recibió enseguida a Carlos Ferrer Salat, entonces presidente de la patronal catalana (Foment del Treball) para solicitar un papel relevante en los mismos, a cambio de una sustanciosa aportación que hicieron. ¿Quién jugará aquí ese papel? Además, la administración central tiene la obligación de implicarse, al máximo nivel pues el renombre que adquiera València irá en beneficio del conjunto de la industria española.

En la ciudad, el cambio de señalética, del mobiliario urbano y otras pueden ser medidas a adoptar. Tenemos por delante una oportunidad como en la década de los 80 fue el IVAM como foco de atracción internacional en la ruta museística. Tenemos los mimbres, y Bombas Gens es un reciente hito y diseñadores de la talla de Ramón Esteve y empresas que triunfan por su diseño en el mundo, Gandia Mobles, Vondom, la primera etapa de Punt Mobles, Pamesa o Porcelanosa, entre otros son claros exponentes. Aprovechemos la oportunidad que nos da el Ayuntamiento de València.