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A vuelapluma

Alfons Garcia

Sí hay recortes, señor conseller

«Recortar es minorar recursos sobre lo existente». Eso dice Vicent Soler para argumentar que los recortes del presupuesto de la Generalitat son no-recortes, porque el gasto de este año es superior al de 2018. Lo que hay, dice, son medidas de contención del gasto. Es una manera de verlo. Hay otras. Recortar es también minorar recursos sobre lo presupuestado. Puede que esta segunda acepción sea menos precisa en el mundo frío de la economía, del que el conseller y catedrático sabe mucho, pero es la que funciona en el universo mucho más vil del periodismo. Al menos es la que ha imperado en la prensa valenciana en los últimos años sin que nadie haya dicho que era incorrecta. Cuando Alberto Fabra aprobó un tijeretazo de 1.057 millones la víspera de Reyes de 2012, cinco días después de entrar en vigor el presupuesto de ese año, aquel ajuste se interpretó sobre las inservibles cuentas presentadas y nadie lo puso en duda. La interpretación utilizada entonces, los años anteriores (abundantes en iniciativas de contención del gasto) y los posteriores, debería servir ahora. Aunque solo sea por coherencia estética. Los recortes que valían para Vela (José Manuel) y Moragues (Juan Carlos) valen para Soler. Lo demás es entrar en un debate semántico que aporta poco y resta crédito a la política. Los ciudadanos se merecen ser tratados como adultos. Y como tales estoy convencido de que pueden entender los argumentos del Consell para ajustar sus cuentas, todos ellos razonables y responsables. Porque es verdad que el proyecto de Presupuesto del Estado utilizado como base para la elaboración del valenciano fue tumbado y porque todas las autonomías (casi todas) se están viendo obligadas a adoptar decisiones similares e incluso más drásticas que las del Consell, que no son dramáticas, porque son inversiones que no se habían empezado a licitar y, por tanto, tenían muchos puntos de quedar sin ejecutar, como pasa cada año. Todo ello es comprensible. Empeñarse en demonizar la palabra «recorte», no: solo conduce al desconcierto. Por más que diga el conseller y el PSPV, es creíble hablar de recortes (razonables y justificados, insisto) en el sentido que siempre se ha hablado de ellos. Esto es, de reducción de la cantidad consignada en los presupuestos, que son una previsión, sí, pero son una ley y algún valor tienen. O tenían habitualmente. ¿O es que lo que se pone en los presupuestos no vale nada? ¿Ese es el mensaje? No debería ser. Por responsabilidad.

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