Habitualmente la gente (alguna gente, que tampoco hay que exagerar) te dice haz esto y aquello o no hagas esto ni aquello. Esa misma gente, con frecuencia, te aconseja siguiendo el cínico principio que no confiesan pero practican: «Haz lo que te digo, no lo que hago». Otra gente, sin embargo, que no aconseja, dice lo que va a hacer y hace lo que dijo que haría. De entre ellos, unos pocos, además, lo hacen rápido o, al menos, xino xano. Estos últimos son siempre algo extraordinario, en el más literal sentido de que se oponen a lo que ordinariamente sucede en el universo de los cantamañanas que sólo hablan.

El concejal Giuseppe Grezzi es de estos últimos. Uno no tiene el coño para ruidos ni la cabeza para héroes, pero habrá que reconocerle a Grezzi su insólita coherencia y su férrea voluntad: hace lo que dijo que haría y por lo que muchos le votaron: prometió poco y cumple sus promesas, a diferencia de quienes mienten tanto como prometen. Es un hombre de acción, porque la política pertenece a la vida práctica. Esa actitud le convirtió desde el principio en pieza a batir preferente entre los miembros anticarriles de la oposición. La visibilidad inmediata de sus decisiones y la lenta pero inexorable transformación de la ciudad para mejor en cuestiones de movilidad (a la espera de lo mucho bueno que está por llegar) le convirtieron, ya digo, y desde el principio mismo de la anterior legislatura, en la liebre de todos los galgos. Fernando Giner y María José Català, por ejemplo, no han dejado de practicar el tiro al plato ni en las fiestas de guardar. Seguirán.

Aprovechando que los restos del dictador Franco van a salir de donde estaban hacia otro sitio que no está en ninguna parte, los Ciudadanos de Toni Cantó proponen que el parlamento valenciano condene los crímenes de Stalin, y ya era hora que alguien lo tuviera en cuenta, porque no hay derecho y porque algo deberíamos decir del bicho los valencianos, a la espera de lo que decidamos sobre Mao Tse Tung. Eso en política internacional. Como estadista de Estado, Toni Cantó propone a la cámara valenciana una declaración institucional de apoyo a las fuerzas de seguridad y la retirada de algunas competencias a Catalunya. Ya después, como líder difuminado de la loca oposición valenciana anticatalana propone retirar las subvenciones a Escola y Acció Cultural, que se derogue la ley de plurilingüismo y que se deje de perseguir a los niños y niñas por hablar en castellano, porque no hay derecho y es un escándalo. ¡Cómo eres Toni y cuánto te necesitábamos!