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En voz alta

Grezzi y Fuset no deben irse (de momento)

Vaya por delante que las polémicas que envuelven en estos últimos días a los dos concejales de Compromís en el Ayuntamiento de València son muy diferentes pero no es menos cierto que tienen un punto en común en cuanto a la famosa asunción de responsabilidades políticas, un concepto muy abstracto y subjetivo que cada uno suele interpretar a su gusto y conveniencia dependiendo si le afecta a él o los suyos o, por el contrario, a sus rivales.

A mi juicio y a pesar de la gravedad de los casos que nos ocupan, todavía faltan muchas cosas por conocer y pasar hasta llegar al punto de exigirles su dimisión o que el Alcalde Joan Ribó les releve de sus competencias. Apartar voluntaria u obligatoriamente a un político de su responsabilidad es un acto de enorme trascendencia que debe aplicarse solo cuando se está muy seguro de su implicación directa en los hechos. Precipitarse puede ser injusto y, en ocasiones, acaba provocando consecuencias irreparables algo que lamentablemente hemos vivido en el pasado. En definitiva, hay que buscar el momento procedimental oportuno con el criterio más objetivo posible y, sobre todo, siendo coherente con las famosas líneas rojas que cada uno ha ido marcando.

Es en este punto es donde los protagonistas, su partido Compromís e incluso sus socios de gobierno PSPV están fallando clamorosamente a fecha de hoy. No hace tanto tiempo, cuando estaban en la oposición antes de 2015, exigían ceses y dimisiones de cargos del Partido Popular continuamente y casi por todo. Contribuyeron a situar el listón a una altura que ahora se les vuelve en contra como un auténtico boomerang. Por supuesto que no hablo de las denuncias de corrupción que a montones protagonizaban los populares sino de otros episodios que ahora los actuales gobernantes califican de temas simplemente administrativos o sin responsabilidad directa. No se trata, ni mucho menos, de comparar las dos etapas ni el extender la nefasta idea del todos son iguales pero sí de hacer compatible que se continúen juzgando hasta las últimas consecuencias las tropelías del pasado con exigir a los actuales mandatarios coherencia entre sus discursos de antes y de ahora en todo tipo de asuntos y no solo en el de la corrupción.

Para empezar, deberían dar muchas más explicaciones y facilidades para las investigaciones no solo judiciales sino políticas. Los actuales gobiernos del Rialto (antes Nau) y Botànic hicieron bandera de la transparencia y es la hora de demostrar la sinceridad de su compromiso aplicándosela a si mismo. Por si no lo sabían, gobernar es muy complicado porque, entre otras cosas, hay que cumplir escrupulosamente muchos pasos burocráticos al mismo tiempo que debes asumir la responsabilidad de accidentes, robos o infinidad de cosas que pasan en el ámbito de tu competencia.

Por cierto, me cuenta una amiga que a pesar de estar a miles de kilómetros disfrutando de su viaje de novios, la Vicealcaldesa y líder socialista en el Ayuntamiento de València, Sandra Gómez, no solo está siguiendo muy de cerca estos hechos y las diferencias entre su grupo y el de sus socios de Compromís sino que está dirigiendo buena parte de la estrategia que desarrollan. Mucho más cerca, en los despachos de Ximo Puig y Mónica Oltra también se observa con enorme preocupación esta alta tensión que salpica la ya de por si complicada relación entre ambas formaciones a nivel autonómico y máxime al estar a solo 20 días de las elecciones generales.

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