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Javier Cuervo

Artículos de broma

Javier Cuervo

Franquismo cuántico

Pese a su indiscreta enormidad, el Valle de los Caídos había dejado de ser visible, pero durante semanas, los presentistas del día histórico de cada día acudieron con el palo de selfi a ese lugar arquitectónica, moral, cívica y religiosamente espantoso antes de que exhumaran a Franco, el muerto inadecuado en este espacio a mayor gloria de su mayor obra, levantado por esclavos políticos.

La ministra de Justicia en funciones asegura que sacar los restos de Franco de ese lugar es “la mayor victoria democrática en los últimos cuarenta años”. Si es así, la democracia ha sido una gran derrota de cuarenta años.

El entusiasmo de Dolores Delgado tiene su reflejo en negativo en una belenesteban de extrema derecha que se hizo viral cuando, reprimida por la guardia civil, clamaba por ir a misa en la basílica del Valle de los Caídos con una necesidad propia de la del vientre cuando retuerce y la vejiga cuando pesa. Gritaba “¡quiero ir a misa” con la indignación que precede a la blasfemia. El lema común para ambas mujeres, jóvenes, es: “si te has perdido el momento histórico de brindar o rezar en la muerte de Franco no te pierdas el de brindar o rezar en su exhumación”.

Nada merece el estrés de la paradoja del franquismo cuántico que recuerda tanto al experimento imaginario del gato de Schrödinger porque se hace en una caja cerrada y opaca y con una partícula de odio radiactivo con una probabilidad del 50% de desintegrarse en un momento dado y resucitar lo peor de España. Mientras no se abra la caja, la probabilidad de que el odio esté vivo es igual a la de que esté muerto y en un momento se superponen la ministra de “la victoria democrática” y la belenesteban del “quiero ir a misa”.

Todo por enredar con cajas.

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