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En voz alta

La exhumación del bipartidismo y las mayorías absolutas

En los últimos años, tras la aparición y crecimiento de Podemos, Ciudadanos y Vox, buena parte de los analistas y gurús políticos han dado por segura la muerte y entierro definitivo del bipartidismo y las mayorías absolutas en España para siempre. Es más, casi todos ellos destacaron las bondades del nuevo escenario con mucha más pluralidad, transparencia, eliminación de prepotencias y paso a las cesiones, pactos y acuerdos. Con el paso del tiempo, algunos han ido matizando e incluso cambiando su discurso al darse cuenta que el sistema tenía serios problemas de gobernabilidad por las diferencias de forma y fondo entre los diferentes partidos. Sin embargo, otro grupo, entre los que me encuentro, siempre hemos defendido que este debate, con sus pros y contras, es muy interesante pero en el fondo está de más porque lo verdaderamente importante es respetar la voluntad de los electores y que, por tanto, no hay que demonizar ningún resultado que salga de las urnas.

Viene todo esto a cuento no tanto de la próxima cita con las Generales del 10 de noviembre sino de la gestión que se haga del día después y, sobre todo, de próximos comicios donde no descartaría en absoluto la resurrección del bipartidismo y/o las mayorías absolutas que no hace tantos años marcaron la política española. Es evidente que ese ha sido siempre el deseo de PSOE y PP con continuos llamamientos al voto útil pero la llave la tienen el resto que tienen el reto en el corto y medio plazo de demostrar a sus votantes la utilidad al depositar su confianza en ellos y que su apoyo va a ser gestionado tal y como cada uno de ellos espera, algo por cierto no siempre fácil por las diferentes opciones que se suelen plantear. Además, cada vez está más extendida la idea de no tener sentido votar a un partido para que éste después lo entregue siempre al mismo con lo que más de uno piensa que para eso es mejor dárselo directamente al otro. En ese sentido, los ya no tan nuevos partidos nacionales como Podemos, Ciudadanos y Vox deberían aprender algo de Compromís que, con muchas matizaciones en las diferentes instituciones y también algunos errores, ha sabido en general gestionar bien sus resultados electorales combinando su integración y contribución a gobiernos progresistas con hacer valer buena parte de su ideario político.

En cualquier caso si nos creemos las encuestas y a pesar del anunciado crecimiento de socialistas y populares, la vuelta a la hegemonía de ambos todavía no llegaría en estas elecciones. Es más para el 10 N y aunque el escenario está muy abierto, en caso de confirmarse un nuevo triunfo del PSOE, yo no descartaría un resultado que sumado al hartazgo generalizado por la repetición de comicios y desgobierno de los últimos tiempos, nos llevara a un apoyo indirecto de Casado a Sánchez que mantuviera al socialista en la Moncloa mientras el popular intenta consolidar su reciente liderazgo esperando su oportunidad a base de desgastar a un presidente del Gobierno que tendría que gestionar, entre otros graves problemas, la crisis catalana y la desaceleración económica.

Por cierto, me cuenta una amiga que Ximo Puig, Isabel Bonig y sus respectivos entornos andan estos días de precampaña haciendo grandes esfuerzos para ganarse la confianza de sus respectivas cúpulas nacionales con las que son conocidas sus diferencias. De momento, en los numerosos mítines compartidos todo han sido palabras de apoyo, abrazos y sonrisas infinitas. Veremos qué pasa a partir del 11 N.

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