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Rebelión en la granja de Facebook

Las medidas de Facebook de cara a las próximas elecciones en Estados Unidos son insuficientes a juicio de sus empleados. La falta de moderación de los anuncios políticos permite utilizar la red social como «un arma política dirigida a las personas que creen que el contenido publicado por los candidatos es fiable». Un total de 250 empleados han firmado una carta abierta publicada por The New York Times en la que se oponen a la falta de compromiso de la compañía de Mark Zuckerberg con los ciudadanos de cara a la cita en las urnas. Facebook aprecia que sus trabajadores «expresen sus opiniones sobre este tema», pero mantienen su intención de no intervenir en los mensajes políticos.

La red social anunció la semana pasada las medidas que llevará a cabo de cara a las presidenciales. Pretende revisar los perfiles de políticos y partidos para comprobar que no son cuentas falsas y los blindará para evitar un posible ataque extranjero que pueda suplantar su identidad. Más allá de eso, no se meten en el contenido; no importa si es falso o verdadero porque la compañía alega que defienden la libertad de expresión. Su argumento: solo eliminan mensajes racistas o que inciten a la violencia. Esta es la postura sobre el papel de las redes de cara a las elecciones que dejó entrever Mark Zuckerberg durante su comparecencia ante la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que tuvo lugar la semana pasada y donde estaba citado para hablar sobre la puesta en marcha de su moneda Libra.

Facebook va por un lado y sus trabajadores por otro. «Nuestras políticas actuales sobre el control de hechos de personas en cargos políticos, o aquellos que se postulan para cargos públicos, son una amenaza para lo que representa Facebook», dicen los trabajadores en un comunicado. Conscientes de que sus «elecciones más pequeñas impactan en las comunidades a una escala asombrosa», no creen que el argumento de salvaguardar la libertad de expresión justifique «discursos pagados» de veracidad dudosa.

En su documento proponen regular la publicidad política como cualquier otro anuncio, atendiendo al contenido. Y lo que es más importante: quieren prohibir la segmentación publicitaria. La herramienta de anuncios de Facebook permite dirigir cada publicidad a la persona que más le pueda interesar. Un arma muy peligrosa cuando en lugar de vender un producto, se venden ideas. Personalizar anuncios políticos termina con la diversidad de pensamientos y fomenta ideologías radicales. Entre las medidas de los empleados de Facebook también incluyen cuestiones de estilo. Consideran que la propaganda política debería diferenciarse más del resto de campañas porque «las personas tienen problemas para distinguirla».

Los trabajadores rebeldes de Facebook avisan de que la compañía es la principal perjudicada de la situación. Tras haberse demostrado su injerencia en las pasadas elecciones estadounidenses, hay quien pueda pensar que la compañía se aprovecha de las campañas de desinformación para generar ingresos. Cometer el mismo error ahora sería "deshacer" todo el trabajo de los últimos años por lavar su imagen, considera la plantilla descontenta.

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