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Gemma Martínez

El apunte

Gemma Martínez

Los jóvenes sí pueden hacerlo. Tengamos fe

Querido lector. Le escribo esta carta después de terminar el último libro de Andrea Camilleri, Háblame de ti, Carta a Matilda. Ya no podré volver a leer más obras suyas. El escritor italiano falleció en verano dejando huérfanos a los seguidores de su hijo de ficción, el comisario Montalbano, del que yo soy una hincha de lo más ultra. La obra reproduce una carta que Camilleri escribió a su bisnieta Matilda dos años antes de morir. Él tenía 92 años y ella no llegaba a cuatro, pero Camilleri sabía que cuando Matilda fuera mayor leería las palabras de su bisabuelo y le sabrían a gloria. La carta constituye una minibiografía del autor, que repasa su trayectoria personal y literaria y con ella, la historia mundial del último siglo. Si uno desconoce este contexto previo, puede que la obra le deje indiferente, aunque no lo creo. Pero de lo que no hay duda es de que si el lector es seguidor de la novela negra o de la literatura italiana, sufrirá ataques de ternura infinita gracias a Andrea y a Matilda. Todo el texto es edificante, pero permítame, querido lector, que me de detenga y le recomiende conocer la opinión que el padre de Montalbano tiene de los jóvenes. Para él, la máxima de que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor es una falacia. No puedo estar más de acuerdo con Camilleri, que concede el máximo poder a los jóvenes, ya sea para asegurar la supervivencia de Europa o para devolver la ética a la política.

«No sé si cuándo leas estas líneas Europa habrá desaparecido o si por fin habrá logrado la unidad. Me haría feliz la idea de que fuerais los jóvenes los que la reconstruyerais», indica Camilleri, que no se volvió pesimista con la edad. «No siento ninguna añoranza. Creo en la humanidad y tengo fe en el hombre». A los jóvenes, les reconoce «la capacidad de hacer borrón y cuenta nueva y devolver a la política la ética perdida. Yo nunca habría descrito mejor mi fe en los jóvenes y mi esperanza en que todo futuro puede ser mejor. Matilda estará orgullosa de su bisabuelo.

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