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La princesa Leonor, Gandalf, Lisa y la casa grande

El culebrón Catalunya versus España está cada vez más interesante. Se ha convertido en la teleserie favorita de muchos españoles hasta el punto de que se nos han quitado las ganas de ver otras series. Ahora somos adictos a los telediarios, los debates políticos, y a las emisiones en directo que muestran las acciones de los CDR; asaltos a estaciones y aeropuertos, incendios, cortes de carretera, marchas interminables.

Ahora anuncian próximas acciones entre el 11 y el 13 de noviembre. Piden a la gente que se descargue su app, que se abrigue y que pida jornada libre en su trabajo. La nota de Tsunami Democrático especifica: «¡Prepárense para moverse por el territorio!». Así que todo es posible.

El capítulo de la princesa Leonor fue uno de los favoritos de la serie. Hay quienes lloraron de emoción al escuchar a la princesa hablar en un catalán más que notable. Otros se quedaron en estado de shock. Algunos siguieron lanzando insultos y escupitajos.

Muchos fuimos testigos de cómo nuestro país progresó durante los últimos cuarenta años aunque fuera bajo el supuesto yugo del Borbón. Y teniendo en cuenta además el nivel mediocre de los políticos de hoy día, y que si no son ellos serán otros los que probablemente ocupen un puesto parecido (aún estando menos preparados), diga lo que diga el independentismo, la monarquía, si es un mal es de los menores que nos acechan en estos momentos.

¿Quién iba a esperar que una princesita española rubia y de ojos azules (algunos catalanes se quejan de que los españoles somos más parecidos a los portugueses y a los marroquíes) hablara catalán con buen acento, mejor incluso que muchos catalanes? Y que con su cabello impecablemente peinado y una sonrisa en los labios admitiera con esa voz angelical llevar a la tierra catalana en su corazón mientras fuera del recinto los separatistas radicales (rebeldes y jubilados en su mayoría) quemaban fotos de su padre y escupían, incluso agredían, a los invitados que trataban de acceder al Palacio de Congresos. Fue una escena de lo más dantesca. Y sin duda también tenida en cuenta por la prensa internacional.

Imagino que muchos catalanes, monárquicos o no, debieron pasar vergüenza ajena viendo las imágenes en que sus supuestos compatriotas, defensores de la anhelada república catalana, boicoteaban el evento con insultos y escupitajos dejando a la parte del pueblo catalán a la que representan a la altura del betún.

No olvidemos que la monarquía existe aún en muchos países europeos considerados altamente democráticos como Reino Unido, Noruega, Suecia, Dinamarca, Países bajos, Bélgica, o Liechtenstein.

En las últimas horas nos hallamos en el capítulo asalto al Parlamento (la casa grande en nombre clave) y la trama se ha puesto de lo más trepidante. Los nuevos personajes, Gandalf y Lisa son absolutamente brillantes.

Por supuesto, desde el entorno de Torra niegan rotundamente cualquier vinculación con las declaraciones de los CDR y lanzan un nuevo dardo a la justicia española sugiriendo que se investigue las condiciones en las que esas declaraciones fueron tomadas. Tal vez pretendan insinuar que ha habido coacción, o algo mucho peor, tortura. En cualquier caso, este capítulo y el de la princesa me recuerdan mucho a la popular serie Juego de tronos.

La idea era encerrarse en la casa grande para tener más visibilidad internacional puesto que persiguen que sea Europa la que les otorgue lo que piden.

Según Tsunami Democrático:

1. Derecho de autodeterminación.

2. Liberación de los presos y regreso de los exiliados.

Se quejan de que España no respeta la separación de poderes, pero yo me pregunto: ¿exigir esas dos cosas sería respetarlo?

Lo que en cualquier caso necesitan son dosis infinitas de protagonismo. Como esas divas de cine que venidas a menos necesitan demostrar constantemente que su luz nunca dejará de brillar. Y para ello señalan lo mal intérprete que son los demás aunque eso precisamente no las coloque en buen lugar. Hablar mal de los demás dice más de uno mismo que del otro.

De lo que no hay duda es de que algunos están enquistados en la estrategia de denigrar al Estado español tanto si hay motivo como si no. Menos mal que en Europa son conscientes de que el nacionalismo es una amenaza para todos porque rompe la convivencia pacífica no sólo en España, también en otros territorios.

Pero parece que algunos catalanes piensan que ellos son diferentes al resto y que a ellos se les facilitarán las cosas porque sí. Como si estuvieran tocados por un aura divina. Desde Waterloo, Puigdemont vela por defender el buen nombre del pueblo catalán al que representa y trabaja junto con Torra en las próximas acciones a realizar. Niegan cualquier vinculación con los CDR y con Tsunami Democrático. Aunque eso, sin lugar a dudas, tendrá que demostrarse.

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