Cuando la aritmética electoral no resuelve los problemas políticos se hace preciso recurrir a otras ramas eficientes de las matemáticas. Ese es el empeño que debe ocupar desde esta misma mañana y sin perder un minuto a Pedro Sánchez en cuanto candidato más votado en los comicios de ayer y por tanto el máximo responsable en el deber de conducir una negociación de buen gobierno que llegue a puerto. Hay que enderezar la nave y evitar que siga sometida al escrutinio del pairo.
A la vista del resultado de las urnas, habrá que desempolvar el temario del Bachillerato y recordar la fórmula de las combinaciones, en este caso de seis elementos (tres y tres) tomados de dos en dos. Y si la negociación no alcanza con la matemática combinativa habrá que recurrir a las permutaciones, que son combinaciones, pero más ordenadas (es obvio que una combinación PSOE-Vox se antoja inviable, tanto o más que resulta impensable un acuerdo entre el PP y Unidas Podemos, por decir).
