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Maite Fernández

Mirando, para no preguntar

Maite Fernández

Fuerzas centrífugas

Ahora sí. Parece que el presidente del gobierno podrá dormir bien. Tiene un principio de acuerdo para formar gobierno estable con aquellos que le provocaron insomnio. Esperamos ansiosos conocer los detalles de ese nuevo ejecutivo que será de coalición.

En apenas 2 meses (de septiembre a noviembre) han cambiado mucho las cosas. No había forma de conseguir un gobierno y ahora lo tenemos muy cerca. Hemos pasado de los reproches, de las acusaciones, al agradecimiento. ¡Benditas elecciones! La situación no es igual, desde luego. Es tan distinta que lo que parecía una tormenta entre socios preferentes se ha convertido en un encuentro entre amigos necesarios.

Las urnas han hablado y, desde mi punto de vista, han centrifugado el voto. El congreso está mucho más fraccionado. El nuevo gobierno, que empieza con el acuerdo PSOE-UP, tendrá que ser más coral y contar con el apoyo de muchas formaciones.

Cuando los analistas creían que volvía a reforzarse el bipartidismo, la centrifugadora ha hecho posible un nuevo escenario. Crecen los nacionalismos (BNG, Bildu, PNV, CUP, JXC, ERC, Nueva Canaria) irrumpe con fuerza la extrema derecha (ojo con la tentación del PP de acercarse a ese voto y olvidarse de la moderación) y se hace patente que Teruel Existe y que estará en la Cámara (un reflejo de lo que se siente en la España vaciada). Este escenario ha obligado a Pedro Sánchez a plantear una nueva estrategia. Lo avanzaba la noche electoral Pablo Iglesias: «lo que debe quitarle el sueño son los 52 escaños de la ultraderecha». Ese ha sido el botón nuclear, lo que ha obligado a unos y otros a tragarse su orgullo. Vamos a ver cómo se escribe la letra pequeña de este acuerdo de gobierno y cómo responden el resto de sus señorías para que tengamos investidura sin sobresaltos y gobierno estable que impida una tercera convocatoria electoral.

Con tanto ruido es difícil escucharnos. Los permanentes eslogan, la música atronadora de campaña, las frases cada vez más ingeniosas de los opinadores… Apenas se puede oír el ruido de la papeleta al caer en la urna. Y ese es el sonido importante. Porque detrás de los porcentajes, del número de votos, de los análisis matemáticos o filosóficos que se hacen tras la jornada electoral estamos nosotros, quienes votamos, quienes cada mañana madrugamos para acudir al trabajo: conductores de autobus, médicos, funcionarios, comerciantes, autónomos, empresarios, los que acuden a las fabricas o quienes cuidan de nuestros mayores… Ciudadanos y ciudadanas que se esfuerzan cada día en llegar a final de mes, que tan sólo necesitan el lujo de ser escuchados y atendidos. Que han depositado su voto y con él han delegado su capacidad de regir el gobierno. No regalamos el voto, decidimos quienes deben ponerse de acuerdo para marcar las normas que faciliten que el país siga adelante.

Pues ale, ¡a trabajar todos! Hay que arremangarse para afrontar lo que queda por hacer que es …todo. Es momento de hacer números. De comprobar cómo están las arcas del estado y de mirar cómo están los bolsillos de los autónomos, de las empresas y las cuentas corrientes de los ciudadanos. Es momento de poner en marcha acuerdos por la gobernabilidad, para sacar adelante los presupuestos para invertir en infraestructuras, para actuar por combatir el cambio climático, por reducir los niveles de empleo basura, por apostar por las ventajas de la innovación y la ciencia (ya sé que esto no da votos, pero si no nos ponemos las pilas nos quitará autonomía como país). Hay que romper el maleficio de las previsiones de descenso de crecimiento económico (La Comisión Europea ha rebajado cuatro décimas su estimación de avance del PIB español para este año y el que viene hasta el 1,9% y el 1,5%, respectivamente).

Se han centrifugado los votos (6 millones de personas han cambiado su voto en los últimos 7 meses), se ha fraccionado el Congreso y eso ha provocado que se hayan olvidado las viejas rencillas que sonaban a acusaciones muy duras hace apenas un mes. Donde parecía que reinaba la desconfianza parece ahora reinar la gratitud y la colaboración. Habrá gobierno de coalición.

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