Hoy, 19 de noviembre, celebramos el Día Internacional de las Mujeres Emprendedoras. Una fecha señalada para poner en valor y reconocer la presencia de las mujeres en la creación de nuevas empresas. También es una buena ocasión para recordar que cada vez somos más las mujeres que abandonan sus puestos de trabajo en el sector privado para emprender o acuden al emprendimiento como solución a la dificultad que tienen al tratar de incorporarse laboralmente tras un parón motivado por la crianza de los hijos. Este ha sido mi caso en GoKoan, una startup de aprendizaje que facilita a sus usuarios preparar los temarios de oposiciones, obteniendo mejores resultados.

Conscientes de nuestro potencial a la hora de aportar valor a los proyectos con talento, más allá de enriquecerlos desde la diversidad, las mujeres hemos asumido un testigo con el que crear valor en la sociedad digital y participar en las transformaciones empresariales que están por llegar. Además, contribuimos con nuestro trabajo a que las empresas sean más rentables, y las sociedades más igualitarias.

Desde hace unos años y a pesar de que la brecha aún es excesivamente amplia, el porcentaje de mujeres emprendedoras en startups ha ido creciendo. Aún así, los datos todavía están lejos de lo que nos gustaría. Hoy día y según la CE, las mujeres lideramos el 30% de las Startup en Europa. Startups que muestran un menor índice de fracaso, tan solo el 22% frente al 51% del resto, aunque a pesar de ello y según el análisis de la OCDE, la probabilidad de que una startup reciba financiación es un 10% superior en aquellas fundadas íntegramente por hombres.

Según los datos, las startups lideradas por mujeres fracasan menos por el modo en que gestionan los recursos. Sin embargo es esta misma prudente actitud la que nos penaliza a la hora de recibir inversión. Necesitamos mejorar la forma con la que nos vendemos a los fondos de inversión. Asumimos una postura más humilde, y nos cuesta comunicar el potencial de nuestra empresa a largo plazo. No es que no lo creamos; es que somos más cautas a la hora de asegurarlo. El mercado es competitivo y por ello los fondos de inversión buscan vendedores con ambición desmedida. Las mujeres tenemos que aprender que estas son las reglas del juego; y está en nosotras comprenderlas y manejarlas. Ambición para vendernos y previsión para gestionarnos.

La presencia de mujeres en sectores estratégicamente innovadores que han estado copados por hombres; como la ciencia, la tecnología o la energía, no ha dejado de crecer durante los últimos años, gracias al empuje del talento joven femenino. Y hay muchas señales de que esa tendencia continuará. Señales como los premios de la Asociación Española de Directivos (AED) que en su última edición, han contado con más mujeres que hombres entre sus premiad@s, incluyendo la categoría que se estrenaba este año: startup, cuyo premio también ha reconocido el talento de una mujer; Laura Urquizu, CEO de Red Points.

Y aunque los datos van mejorando, todavía no es suficiente. Los y las jóvenes necesitan referentes y por eso hoy es un día para reivindicar más apoyo. Para poder emprender, se necesitan unas condiciones mínimas a las que, lamentablemente, no todo el mundo tiene acceso. Necesitamos que la administración ponga en marcha iniciativas que ayuden a democratizar el acceso al emprendimiento.

El emprendimiento es una realidad que debe apoyarse con iniciativas que contemplen formación, experiencia y financiación. Además de medidas públicas que demuestren empatía hacia las dificultades que supone poner en marcha un proyecto empresarial innovador. Por eso hoy es un día excepcional para reclamarlo, pues apoyar el emprendimiento en general, y el femenino en particular, es doblemente positivo. No sólo aporta crecimiento y dinamismo a las sociedades, sino también contribuye a reducir la brecha de género y a generar referentes femeninos en el sector tecnológico y digital, cuyo protagonismo en los próximos años esperemos que sea ya incuestionable.