Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alfons García03

A vuelapluma

Alfons Garcia

Entre Estañ y los ERE

Antonio Estañ nos ha puesto a cada uno en su sitio. Nos creemos que la política es tan importante, el principio y el fin de casi todo, grandilocuente, y él se ha ido antes de hora, sin esperar a lo que hubiera sido mejor para Podemos, para empezar unas prácticas de profesor y volver a la otra vida, la de verdad, la que muchas veces olvidamos, subidos al carro sin freno de la actualidad. No sé si ha acertado, pero nos ha hecho pensar.

Estañ llegó casi sin querer y nunca llegó a quitarse de encima el estigma del que está fuera de su lugar. Todo fue muy coral a su alrededor, con el menor protagonismo, favoreciendo bicefalias y tricefalias difíciles de entender desde la calle y, a veces, desde su propio partido, que fue dejando a un lado a quien parecía que rehuía los mandos y no terminaba de situarse en ninguna familia: ni de Pablo ni de Errejón, sí de una extraña vía valenciana que tampoco ha terminado de definirse. Sus intervenciones en las Corts casi siempre (las que uno pudo escuchar) han tenido un fondo más allá de las rencillas partidistas habituales de consumo rápido. En las antípodas de quienes usan la tribuna para echar bilis sin exhibir una prueba. Que la porquería alcance a cuántos más, mejor, sin saber muy bien qué expulsa el ventilador. Lo que ha dicho Eva Ortiz de presiones de Presidencia a periodistas para morder a Oltra es demasiado serio como para dejarlo caer como una maledicencia más.

Estañ demuestra la libertad de los que antes que políticos son gente corriente, la de los poemas de Karmelo Iribarren, héroes que reducen sus esperanzas a llegar al día siguiente, con el paraguas siempre a mano. Por lo que pueda caer.

Gentes muy lejanas a la que la sentencia de los ERE se lleva ahora por delante. Es posible que los condenados no se enriquecieran, pero es difícil creer que no se usó dinero público para favorecer una red clientelar. No hay comisiones ni financiación irregular del PSOE, como sí pasó con el PP y su trama Gürtel, pero el caso de Andalucía apunta hacia ese otra lacra histórica de la política española. Los dos largos procesos, aún con recorrido judicial, marcan el cierre de un círculo por el que se ha ido gran parte de fondos públicos y de credibilidad. Esperemos que el broche quede bien cerrado.

Compartir el artículo

stats