Pregunté en una reunión del Patronato de Feria València, si la institución era una empresa. Como tal se iba a integrar en la patronal CEV. Silencio. Se consumó la decisión para que Feria pagara una cuota innecesaria a la organización empresarial. Los protagonistas en el conflicto de Feria València son los representantes empresariales, la Generalitat que ostenta las competencias feriales autonómicas y el Ayuntamiento de València, titular de las instalaciones. Como tal preside el Patronato y padece las decisiones de los dirigentes feriales y de la Generalitat, cuando era comandada por el PP. Avaló la deuda galopante para pagar una ampliación injustificable (231.000 m2). Así se consumó la crisis de Feria València.

Precipitación. Quienes han vivido la realidad de una institución centenaria que nació en 1917, eje promocional de València y de la economía valenciana, no comprenden (Vicente Folgado y Mario Mariner, entre ellos) que se siga perdiendo el tiempo para decidir cuál ha de ser su modelo y quién va a pilotar el cambio. Desliz tras irresponsabilidad la conselleria d'Economia, encomendada a Rafa Climent -tiene la competencia ferial- por globo sonda del subsecretario, Natxo Costa, lanzó la candidatura de un presumible presidente de Feria València -Vicente Lafuente­­-. Cuando todavía no había dimitido ni cesado el titular, José Vicente González. Ambos provienen de la federación del metal (Femeval) La más importante de la Comunitat Valenciana. Sin cuya aprobación no se lleva a cabo ninguna maniobra empresarial. De Femeval, refractaria a AVE, salieron dos presidentes de Cámara,-Rafael García Brún y J.M. Simó Nogués- Un ex-presidente de CEV (provincial) y de Cierval (autonómica), José Vicente González, que tuvo la valentía y el bagaje emprendedor para hacerse cargo de la institución ferial que otros —Alberto Catalá (presidente) y Belén Juste (directora general)— habían conducido a un callejón sin salida. Ante la impasibilidad de la Generalitat (Francisco Camps) y del Ayuntamiento de València, regidos por el PP, que la habían sumido en la megalomanía y la ruina.

Consecuencias. Ahora las consecuencias: desajustes financieros y de gestión, pérdida de certámenes, despidos de personal, desmotivación e incertidumbre. Feria València no puede seguir pendiente de saldar su endeudamiento. Se entorpece su razón de ser para relanzar la economía valenciana. Esa es su misión y compromiso. Es estéril enzarzarse sobre la naturaleza de una entidad que nació al calor del Ayuntamiento de València, por iniciativa de una asociación empresarial,-Unión Gremial (CEV nació 60 años después)-, respaldada por una corporación de derecho público, la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de València. No importa si es pública o privada, cuando peligra su viabilidad. La ciudad y la Comunitat Valenciana necesitan una institución capaz de superar a sus competidoras. En España, frente a dos monstruos: Madrid y Barcelona. En Europa y en el mundo, con certámenes sectoriales que cuentan con administraciones públicas y empresarios que les apoyan y no se inmiscuyen en sus asuntos internos.

Es pública. Los empresarios valencianos han de reflexionar¿ Hasta dónde pueden intervenir en asuntos institucionales? ¿De no existir Feria València, serían capaces, con sus medios y aportando su iniciativa, de poner en marcha un proyecto con la solera, trayectoria y las instalaciones que dispone Feria Valéncia? Que las pueden utilizar en su totalidad —uno de los recintos feriales más capaces de Europa— para desarrollar, ferias, exposiciones y eventos. Lo que han de hacer es aportar ideas y proyectos feriales consistentes y de éxito. Mientras la Cámara de José Vicente Morata piense solo en su ombligo cameral, la CEV de Salvador Navarro en sus intereses de lobby, las consellerias -Economía y Hacienda- en sus pugnas internas, presidencia de la Generalitat en ejercer de cúspide hierática y el Ayuntamiento, en preservar la propiedad de las instalaciones, Feria València seguirá perdiendo oportunidades.

Turismo de calzón. La ciudad de València, al margen de su perfil ferial, necesita volver por la senda del turismo de calidad. El turismo es fuente selectiva de actividad económica. Las capitales que son destinos turísticos relevantes han dejado de perseguir el número para volcarse en la calidad. El turismo urbano cuando crece sin control tiene alto coste y es depredador. Es perturbador y dificulta la vida de los ciudadanos y de las empresas. Si seguimos por la senda del turismo de calzón corto y bajo nivel adquisitivo, ni los hoteles, ni la restauración ni el comercio, verán cumplidos sus objetivos. Rafael Torres presidente de los comerciantes lo sabe. València necesita primar el turismo de negocios, ferias y congresos. Se consigue en el entorno de una actividad económica y comercial ligada a la innovación y a los sectores de futuro. Creativos y originales. La estabilidad en Feria València pasa por un nuevo sacrificio de José Vicente González: que siga presidiendo la institución, al menos, hasta que se despeje su porvenir y su vértigo existencial.