El panorama que se abre tras el 10-N en la Comunitat Valenciana resulta curioso. La derecha ganó las elecciones. Sólo por ello, algunos ya vislumbran el fin del Botànic. Pero de esos comicios lo único que puede sacarse en claro, que no es poco, es que el PP vuelve a liderar la oposición. Ciudadanos ha dejado espacio al PP y ya suenan cánticos de fusión en ciertos sectores. Dependerá de lo firme que se ponga Inés Arrimadas y, hoy por hoy, es pronto para adivinar posturas en Cs. En Vox reina la euforia, olvidando lo ocurrido el pasado mayo, cuando miles de valencianos les dieron la espalda en las elecciones locales. Isabel Bonig ha obtenido 80.000 votos más que en abril. Podrían ser suficientes para avalarla en el congreso regional que el PP debe celebrar en 2021 y estar así en condiciones de reclamar una segunda oportunidad. Evitar signos de flaqueza es vital para ella y su equipo y no le van a ayudar gestos como los vistos el 10-N, cuando algún candidato en puestos de salida anunciaba públicamente su negativa a colaborar en las mesas. No es la primera vez en los últimos meses que sucede un hecho similar. Juan Ramón Adsuara, presidente de la también gestora provincial de València, se ha quedado por debajo del porcentaje de votos de Alicante o Castelló. Su labor es cada vez más cuestionada a nivel interno, lo que hace presagiar tensiones. Ya circulan rumores sobre las preferencias de Pablo Casado para ese puesto que hablan de una «toga». En la capital, María José Catalá ha cosechado 20.000 votos más que hace seis meses. Es un aumento significativo que sin embargo no le permite lanzar fuegos de artificio: el partido sigue a años luz de otros tiempos populares.

Catalá cuenta con equipo, pero deberá cambiar vicios si aspira al gobierno de la ciudad. Las paredes del consistorio son de papel y mil ojos observan. Es poco ejemplarizante el horario que realizan parte de sus colaboradores. La conciliación no es excusa. Si tiene intención de repetir como candidata deberá preocuparse por los afiliados: que las sedes de distritos no cierren, que vuelvan a tener vida... Es compatible encumbrar a la líder y mimar al partido. En los mentideros del PP se da por inminente el nombramiento como asesor del grupo municipal de Alfonso Novo, cuñado de la número tres. Puede que aporte dinamismo. Pero algo hay que hacer: el mismo día que Santiago Abascal reventó en València, Casado apenas reunía a 600 simpatizantes. Para tomar nota.