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Jorge Dezcallar

Falta un año

Las implicaciones en Europa de la posible reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos

Hace tres años que los norteamericanos nos eligieron a Donald Trump y digo que nos lo eligieron porque nosotros no lo hemos votado y llevamos tres años sufriéndolo. Y falta menos de un año para que vuelvan a votar y se le ponen a uno los pelos de punta al pensar en cómo lo harán porque la elección a estas alturas se presenta muy abierta y es perfectamente posible que Trump vuelva a ser elegido a pesar del proceso de "impeachment" en curso. Es posible porque los demócratas no tienen por ahora un candidato potente que oponerle, la economía va bien, la rebaja impositiva del comienzo de su mandato no ha mostrado aún sus efectos negativos, el paro está en tasas históricamente bajas, Trump es un genio en el manejo de las redes sociales (como Roosevelt lo fue de la prensa y Kennedy de la televisión), y aunque su popularidad general se sitúa en torno al 40%, le respaldan el 90% de los republicanos sin que parezca que haya arrepentimiento entre quienes le votaron en 2016.

En política interior es donde Trump puede mostrar mejores resultados, aunque a costa de haber polarizado el país como nunca antes lo ha estado. Todos los demócratas de la Cámara de Representantes han votado a favor de comenzar formalmente su proceso de destitución y ni un solo republicano lo ha hecho. Y como los republicanos dominan el Senado es muy improbable que el "impeachment" tenga éxito cuando allí aterrice. A la vista de lo que se va sabiendo del grave intento de condicionar la ayuda militar a Ucrania (país atacado por Rusia) a su colaboración para desprestigiar a Joe Biden, los republicanos ya no dicen que el presidente no se haya portado mal, ahora dicen que lo hecho no merece su destitución y que, en todo caso, es mejor dejar que hablen las urnas dentro de un año. Pero aunque Trump pueda mostrar éxitos en la economía, la política doméstica norteamericana se resiente de sus insultos a las mujeres, las minorías, los inmigrantes, las agencias de inteligencia y los medios de comunicación. O de su desprecio de la verdad. Según "The New York Times", Trump ha mentido en no menos de 3.000 ocasiones desde que es presidente. No lo puede evitar. Sus "verdades alternativas" se han convertido en algo habitual sin que parezcan preocupar a sus votantes. Según Freedom House, durante estos años ha bajado la calidad de la democracia norteamericana.

A nosotros nos preocupa más la política exterior de Trump porque nos afecta más directamente, empezando por la imposición de sanciones a productos españoles como quesos, aceites o vinos, o las guerras comerciales con Europa sobre acero y aluminio y la imposición de aranceles a China, porque todo eso reduce las perspectivas de crecimiento global. Así, por ejemplo, la desaceleración china influye en los precios de las materias primas de los países emergentes de Iberoamérica y eso afecta a su crecimiento y acaba notándose en el Ibex35. Hoy el mundo vive la paradoja de ver a EE UU abrazando el proteccionismo y a China convertida en defensora (con trampas) del libre comercio. Vivir para ver.

Nos afecta la política exterior de Donald Trump porque ha abandonado el modelo del llamado "consenso de Washington" (democracia y libre comercio) que EE UU seguía desde 1945 y nos conduce de un régimen multilateral a otro multipolar mucho más antipático. Al renunciar al liderazgo global, los EE UU dejan un vacío que otros procuran ocupar, como hacen Rusia, Irán y Turquía en Oriente Medio haciendo la región más insegura y arrojando sobre nosotros oleadas de inmigrantes. Trump ha denunciado unilateralmente el Acuerdo Nuclear con Irán, lo que le crea tensiones con los demás firmantes y puede desencadenar una carrera regional de armamentos. Nos afecta su retirada del Acuerdo de París sobre el Clima porque los Estados Unidos son los grandes contaminadores junto con China e India y sin ellos pierde mucha eficacia cualquier esfuerzo que haga Europa, que "sólo" representa el 10% de la contaminación global. Nos afectan sus dudas sobre el porvenir de la OTAN y en particular sobre su piedra angular, el artículo 5, que prevé la defensa automática colectiva de cualquier miembro que sea atacado, y tenemos que asumir que los EE UU no volverán a sacarnos las castañas del fuego como hicieron en las dos guerras mundiales, y eso exige invertir para asegurar nuestra propia defensa. Nos afecta la falta de confianza de Trump en la Unión Europea, el apoyo que da al Brexit animándolo con la oferta de un futuro acuerdo comercial que, en todo caso, exigirá una negociación larga y complicada, mientras también jalea a líderes iliberales en Hungría y Polonia que se sitúan en los límites entre democracia y autoritarismo. Igual que nos afecta su mala relación con Rusia y la denuncia del Tratado INF sobre misiles de alcance medio desplegados en el teatro europeo, mientras no hay negociaciones para la renovación del Tratado START sobre misiles estratégicos de largo alcance, cuya vigencia caducará en 2020. Sin ellos el mundo será un lugar mucho más inseguro.

Hoy por hoy Donald Trump tiene muchas papeletas para ser reelegido dentro de un año salvo que los demócratas puedan acusarle, con pruebas irrefutables y dentro del proceso del "impeachment", de algún delito de tal calibre que impida mirar hacia otro lado y eso no es imposible que suceda, a tenor de lo que vamos viendo. O puede que el voto cambie en algunos estados cruciales como Virginia, Florida, Wisconsin y Florida, como podría estar empezando a suceder... Un año es un plazo muy largo en política y aún pueden pasar muchas cosas.

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