Partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de la miseria». La frase bien podría resumir en toda su amplitud el pensamiento político de Isabel Bonig, la síndica del PPCV en las Corts Valencianes. Un pensamiento nítidamente marxista, marxista de Groucho Marx. Porque la dirigente ultraconservadora lleva ya tiempo intentando a la desesperada mantenerse al frente de su partido recurriendo a la mentira. A la mentira sin escrúpulos.

De tal manera que se ha convertido en una auténtica corresponsal de fake news. Digo esto a cuenta de la última sesión de control de las Corts, en la que Bonig y todo su grupo se dedicaron a jalear un bulo más, relacionado con el programa del Consell de fomento del valenciano en los medios comunicación.

Una patraña, según la cual, unos empresarios habrían verbalizado en una fiesta en 2006 que cuando Ximo Puig fuera president de la Generalitat se iban a «forrar». La afirmación es tan hilarante como el hecho incontestable de que en 2006 el president era alcalde de Morella y volcaba todas sus energías en mejorar la vida de sus vecinos y en luchar contra los corruptos del PP.

¿Se acuerdan de Carlos Fabra? ¿Se acuerdan de Ecclestone y del chantaje a los valencianos con la Fórmula 1? ¿Se acuerdan de la trama Gürtel? ¿Se acordará Isabel Bonig de la visita del Papa sobre la que ha tenido que declarar hace unos días ante la jueza y ante el Fiscal Anticorrupción?

En aquella época, Ximo Puig apoyaba a Joan Ignasi Pla como candidato a la presidencia de la Generalitat con el fin de apartar a los corruptos de las instituciones valencianas. De suerte que, al dar credibilidad al embuste, Bonig se erige realmente en una auténtica pitonisa inducida de la política valenciana. Una pitonisa fake que habría anticipado casi con una década de antelación que Ximo Puig alcanzaría la Presidencia.

En 2006, el president se partía la cara para traer la honradez a la Generalitat desde su puesto como alcalde. La pregunta es: ¿dónde estaba entonces Isabel Bonig? La actual presidenta del PP era en aquella época asesora - «enchufada», en su propia terminología- de la Conselleria de Ciegsa, la Ciegsa de la corrupción, en la que tramas del PP robaban a manos llenas mientras los niños y niñas valencianos seguían estudiando en barracones.

El PP más corrupto de España, con permiso del de Madrid, y que tuvo a Isabel Bonig de consellera entre 2011 y 2015, alcanzó las mayores cotas de la corrupción y ahora, en la oposición, bate los récords de la mentira. En este empeño, la pitonisa Bonig no está sola, ya que cuenta con la colaboración de su diputada Eva Ortiz, quien busca salvarse políticamente del crematorio que es el PP de la Comunitat Valenciana mintiendo a sabiendas con las ayudas al valenciano.

Es tan obscena la mentira que resulta difícil encontrar una verdad en su discurso. Como ejemplo, la querella que ha presentado sobre este asunto y en la que la primera afirmación ya es falsa, cuando sostiene que determinadas empresas han recibido ayudas de fomento del valenciano de los gobiernos de la Comunitat Valenciana, de Cataluña y de Aragón. El PPCV ha presentado esta querella política aun sabiendo que es mentira. Y la prueba es que conoce perfectamente que las ayudas de Aragón no son por la lengua. Pero la verdad «se la suda», en expresión de su socio en Andalucía y Madrid, Ortega Smith.

Lo que debería hacer Isabel Bonig es utilizar su talento como visionaria para recuperar la memoria y explicarle al juez y a los valencianos y valencianas por qué le regaló 800.000 euros a la fundación de la visita del Papa. Una deuda que tenía que haber abonado la fundación y que ella cargó a las espaldas de todos y todas las valencianas.

La verdad, frente a la mentira repetida mil veces, que es lo que hace Isabel Bonig, es lo que ha permitido a la Comunitat Valenciana convertirse en una sociedad honrada. Solo así lograremos levantar la hipoteca de la miseria ética en la que algunos quieren seguir instalados.