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Secreto universo Tinder

En la última década la manera de relacionarse entre hombres y mujeres ha cambiado muchísimo.Y como tantas modas que se nos pegaron de América del Norte, las redes sociales llegaron para ponerlo todo patas arriba y cambiar sustancialmente la forma en que nos relacionamos con los demás.

Hoy día es innegable que nos relacionamos mayormente a través de ellas. Los datos son demoledores; en nuestro país son más de 25 millones los usuarios de redes sociales (un 49% hombres frente a un 51% de mujeres). Whatsapp es la red más utilizada y mejor valorada, seguida de Youtube e Instagram y Facebook, linkedin y Twitter.

Hay una red de la que se habla menos. De hecho, últimamente se la conoce por dos sucesos de lo más escabrosos. Hace cosa de un año, Grace Milane, de 22 años, fue asesinada en Auckland mientras practicaba sexo con su cita de Tinder. Y desafortunadamente todos conocemos el fatal desenlace del caso de Marta Calvo que acudía a una cita similar y desaparecía en València hace pocas semanas.

Afortunadamente no todo son tragedias. También algunos afirman haber encontrado a su gran amor a través de Tinder. Y los menos ambiciosos se conforman con conocer a gente diversa y simplemente disfrutar de ello.

Es indudable que citarse con desconocidos encierra cierto riesgo y todos deberíamos ir con cuidado y tomar precauciones. Pero lo que llama más la atención de Tinder es que no es una red social sólo para solteros. Muchos casados también la frecuentan. Tanto mujeres como hombres.

Es fácil encontrar perfiles en los que se aclara que el sujeto en cuestión está casado y busca una cita para compartir con su esposa. También hay quiénes anuncian estar interesados en un affaire de corta duración.

De hecho el universo Tinder es de lo más variopinto; desde gente devastada que busca un rescate en toda regla hasta hombres y mujeres que sólo quieren sexo sin más complicación. Relaciones lésbico-homosexuales, sexo en grupo, gente que busca amistad, extranjeros que están de paso y quieren conocer a gente local, y, cómo no, también algunos románticos empedernidos que ansían poder enamorarse seriamente de alguien.

Tinder es el fiel reflejo de la sociedad en la que vivimos. En realidad, cuanto más clara sea la gente menos malos entendidos pueden llegar a darse. Lo más deseable siempre es decir las cosas con respeto pero sin tapujos.

Si hay algo que caracteriza a Tinder es la privacidad que otorga a sus usuarios. Pero al mismo tiempo esto puede convertirse en un arma de doble filo porque rechazas con completa impunidad, sin ser visto y tampoco ves a quien te rechaza (ojos que no ven corazón que no siente). Y uno puede llegar a rechazar a decenas de personas que en realidad no conoce sólo porque no tienen foto de perfil (hay quiénes prefieren sólo poner un pseudónimo) o porque el sujeto en cuestión lleva gafas de sol y no le ves los ojos (clásico error masculino hasta dónde he podido comprobar).

Tal vez estés rechazando al amor de tu vida y tú sin enterarte. Las personas somos mucho más que cuatro fotos de mala calidad por eso es importante que si abres un perfil Tinder seas generoso y que las fotos, como mínimo, estén actualizadas. También se admiten vídeos pero ellos siguen fieles a la foto de baja calidad y a posados con gafas de sol y hasta con gorra. Imgino que porque, en realidad, no quieren ser vistos pero... Estar y no ser visto ¿no es contradictorio? En cualquier caso es un misterio sin resolver como muchos otros.

Lo que me resulta más gracioso es que, sin lugar a dudas, Tinder ha despertado la curiosidad del gran público y que casi todo el mundo se da cita (secretamente) allí y los que no, en realidad se mueren de ganas por saber qué demonios debe estar pasando en ese submundo. Me percaté de ello cuando me fui encontrando con algunos conocidos que, por supuesto, jamás habían mencionado ni mu al respecto y poco después en una fiesta, un grupo de hombres casados se refirieron al asunto como si fuera algo tabú pero en realidad el tema parecía resultarles de lo más interesante porque no lo soltaron en un buen rato. Y yo mirando al infinito.

La guinda fue cuando una mañana compartí con mi hijo mayor, no sin cierto pudor, que me había abierto un perfil Tinder y él me respondió sonriente, ya tardabas mamá, por cierto, yo también estoy.

¡Si tienes novia! Respondí sorprendida.

Ya, ¿y? Ella lo sabe y le parece bien.

No supe qué responder. A estas alturas me niego a caer en moralinas.

Si tú, querido lector, no estás aún que sepas que algún día podrías llegar a estar. Así que tal vez pueda interesarte.

Tú eliges qué tipo de género te interesa, si masculino o femenino, o ambos. También puedes graduar la distancia, contactar con gente de cualquier país y hasta elegir la edad. Una vez obtienes un macht de alguien, si luego te limitas a chatear, tomar café o llegar a algo más es cosa tuya.

Ya pasó el tiempo en que te enamorabas mientras comprabas un árbol de navidad en el mercado de Santa Lucía. O mientras salías cargada de libros de una librería antigua y tropezabas con tu hombre ideal; un tipo atractivo y súper culto. Las cafeterías y los bares de hoy están llenas de gente que sólo tiene ojos para sus móviles. No quiero entrar a juzgar si es bueno o malo. Por supuesto que tengo mi opinión al respecto. Pero, ¿para qué hacerse mala sangre si una no puede luchar contra el sistema?

No te queda otra que integrarte. Bueno, también puedes quedarte fuera.

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