En el 112 detectan muchos casos de "falso inconsciente". ¿Qué es eso? Los servicios del número único de asistencia a la ciudadanía ante cualquier emergencia (sanitaria, de incendio, de salvamento o de seguridad ciudadana) reciben una llamada porque una persona ha sufrido un desvanecimiento. Cuando acuden al lugar y exploran al inconsciente comprueban por sus constantes vitales que todo está bien.
Detrás hay casos de "mi pareja me va a dejar", "mis padres no me hacen caso", "a mis hijos no les gusta mi nueva pareja" y lo que pueda imaginar. El falso desmayo es una tregua para una situación que no se sabe soportar o no se puede manejar, una versión modesta del "trágame tierra" que no va más allá del suelo.
¿Son nuevas estas situaciones o es nuevo el 112, un teléfono fácil de recordar, gratuito y que saca de apuros?
Algunas situaciones son nuevas, pero no tanto como para no encontrarles parecido a otras cuya solución se conoce. Es nueva la epidemia de baja tolerancia a la frustración que no contempla aguantarse y también la igualdad, que es un camino descendente para los valores de autoridad de los que venimos y ascendente hacia los que vamos y que ha multiplicado los cuestionamientos hasta el nihilismo y hecho desaparecer del repertorio de soluciones la autoridad y la violencia.
También la sociedad espectacularizada y locuaz ha desterrado el silencio en favor del derecho a la información, a la transparencia, a la memoria, a saber, a una respuesta. Muchas más situaciones domésticas parecen irresolubles como muchos problemas políticos o sociales lo son y vemos que el diálogo no alcanza a arreglarlos, el silencio no cabe y lo que queda es el postureo sin desmayo porque no tienen 112 al que llamar.