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En doce días hará diez años que Joan Monleón decidió tomarse vacaciones indefinidas. Y desde hace meses vengo hablando con Ángel Martínez de él, del documental que estrenamos esta tarde en el Rialto, de televisión y de esa tendencia tan nuestra de reconocer los méritos de alguien cuando se muere. La envidia es muy mediterránea, igual que la necrofilia. Solo hay que asistir a un funeral anglosajón para comparar nuestro fariseísmo, un problema colectivo similar a la atracción que tenemos por lo foráneo. Lo digo porque la famosa horchatería donde se crió Monleón en la Avenida del Oeste se llamaba La Holandesa. No consta que los neerlandeses sean una primera potencia chufera, pero seguro que en la València de los cincuenta era más pomposo poner una pica en Flandes que bautizar el negocio como Les Palmeres, por ejemplo. La mayoría de heladerías de la época también hacían referencia a Italia. Como el Bar Torino donde se fundó el Valencia hace un siglo. El pueblo de Mestalla no es ajeno tampoco a castigar el producto nacional. Dos filas arriba de mi asiento tengo a un indígena que no para de meterse con Gayà cada vez que toca la pelota, cuando el lateral de Pedreguer es uno de los mejores futbolistas del momento. En cambio calla ante paquetes comprados desde el lejano oriente. Ante tal panorama es difícil que se consolide una opción electoral propia aunque se vista de seda, porque nunca tendrá el favor de la parroquia. Aquí para triunfar hay que pirarse. Entonces sí, pero no se te ocurra volver para quedarte, solo se aceptan visitas puntuales, como en esas fiestas tan entrañables que se acercan. Las gentes de Xixona son las más listas del país. Ellos invirtieron en calidad y abrieron tiendas de turrones y helados por todos los rincones. Hay una casa Jijonenca hasta cerca del Vaticano. Menos estudios morfológicos sobre la vía valenciana y más trabajos sobre la auténtica revolución logística de los xixonencs, porque casos como el de Monle son una excepción. La misma que resucitar una televisión pública que no ve nadie, por mala y sectaria.

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