Ya tenemos más datos de lo que está sucediendo en Europa. Para aquellos que no lo tenían tan claro. No solo de lo que ya se rumoreaba por los pasillos de las instituciones europeas, sino que ya tenemos la primera sentencia que «anula» o al menos «deslegitima moralmente» a un TS que cada día es más cuestionado por los ojos europeos. Veremos cómo queda todo este «merequetengue judicial». Apuestas e interpretaciones hay por todas partes, desde la clase política, hasta los analistas políticos, incluso de participantes de programas late show. Pero ni siquiera ilustres magistrados que han pertenecido al Alto Tribunal español son capaces de ponerse de acuerdo, así que agárrense que vienen curvas.

¿Creen que es casualidad que en Europa nos vean como un país «desastre» con respecto a la resolución del conflicto catalán? ¿De verdad creen aún, los más dogmáticos, que es debido a una mano excesivamente blanda de Pedro Sánchez hacía el mundo del independentismo? ¿Es eso? Mentes tan brillantes me sorprenderían si la respuesta es afirmativa. Estamos en una situación de descomposición de la imagen de una España en una Europa moderna, políticamente desarrollada y que ha salido de los oscuros cuartos del franquismo. No aparentamos mucha normalidad democrática. Anteponemos nuestro criterio judicial o político propio a lo que dictaminan esas sentencias. Ya no nos gusta tanto mirar hacia arriba de los Pirineos. Cuando vienen mal dadas para la justicia española con respecto a resoluciones que se han tomado contra los presos catalanes, ya el semblante de algunos cambia. Los hay que apuestan por incluso abandonar Europa, sin darse cuenta que nuestros jueces son europeos, nuestras instituciones judiciales son parte del sistema judicial europeo. Los jueces que dictan sentencia allá arriba son jueces italianos, portugueses, franceses, alemanes, y también en ocasiones son españoles. Bienvenidos a lo que firmamos y acordamos. Bienvenidos a los que aplaudimos la carta de los derechos fundamentales de la UE.

El Título VI de esa carta recoge 3 artículos que tratan sobre Justicia, integrando así, el título más pequeño de todos los que componen esta carta, el Derecho a la tutela judicial efectiva y a un juez imparcial, presunción de inocencia y derechos de la defensa, principios de legalidad y de proporcionalidad de los delitos y las penas, non bis in idem). Sería altamente provechoso que de vez en cuando y en esos ratos de aburrimiento (si es el caso) nos repasásemos los acuerdos que ha firmado España con nuestros socios. Mejoraría quizás nuestro vago conocimiento (yo me incluyo) de todo lo que hemos hecho ya por la construcción de una Europa unida. No ha sido poco. Lo voy conociendo cada vez más y mejor. Y lo dice un euroescéptico moderno, desde hace algunos años.

Para aquellos que sigan apostando por aplicar más 155, para los que sigan aplaudiendo (en algunos casos festejando) la entrada en prisión de políticos catalanes, para los que sigan insistiendo en la intervención de los medios de comunicación públicos catalanes, y para aquellos que sigan insistiendo en retirar lazos amarillos de los espacios públicos, se equivocan, sí, estoy convencido de que se equivocan. Ni un puente de diálogo, ni siquiera de aquellos que en su día concedieron tanto a los nacionalistas con tal de gobernar el gobierno central. Ni una palabra de concordia y de propuesta por parte de los que debieron hacerlo cuando ganaron las elecciones en Cataluña. Nada que nos permita divisar un horizonte de, al menos respeto entre adversarios políticos. Los insultos, los menosprecios, los intervencionismos cada vez más de moda y con menos resultados en un conflicto que ya no es que se prevea largo, sino también intervenido y tutelado por la Unión Europea. Lo que algunos no querían y lo que otros sí. No es buena cosa. Ya lo imaginaran todos. ¡Previsible!