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Billete de vuelta

Al rey le hacen la Pascua

Al oído de lo escuchado ayer en el Congreso, al Rey le han hecho la Pascua y le han dejado bajo el árbol navideño la última palada de carbón previo al cierre de las térmicas. El discurso de la "portacoz" de EH Bildu, una condenada en 1984 por apología del terrorismo que criticó el "autoritarismo" del titular de la Corona y defendió desde el púlpito a Otegi con la vehemencia de quien pisa margaritas, y las palabras gruesas de la titular de la CUP contra la "monarquía corrupta española" enaltecieron a la bancada que Sánchez gusta reunir bajo la común acepción de apocalíptica. A Felipe VI le quedan los vivas cortesanos de Isidro Martínez Oblanca.

Se escucharon gritos de "asesina" contra Mertxe Aizpurua, pero las palabras no matan: si acaso, hieren. Que el candidato a presidir el Gobierno se achantara y se guardara en las tragaderas la réplica al tono insultante de los nacionalistas más radicales de Cataluña y el País Vasco deja entrever que Sánchez, a cuarenta y ocho horas del "supermartes", no está dispuesto a poner en riesgo la investidura por un quítame de ahí un par de alegatos antimonárquicos.

El resultado de la primera votación en el Congreso fue tan ajustado que aumenta la presión sobre los diputados del PSOE más disconformes con el acuerdo con los secesionistas, para que obren en conciencia y rompan la disciplina de voto. Y contra el electo de Teruel, que el hombre va a lo suyo: antes el futuro de su provincia que el de España. Todos los parlamentarios socialistas están obligados a dormir el lunes en Madrid y a madrugar para que nadie falte a la votación del martes por culpa del tráfico o de cualquier otra eventualidad que pueda impedir lo inevitable. Prietas las filas en Ferraz, que nadie espera un "tamayazo": sería el último dislate del esperpento.

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