Sin factor diferencial, en política no hay opción de éxito. En su segunda oleada, el informe del influyente despacho madrileño de Llorente y Cuenca -a la sombra de Jordi Sevilla-, sobre retos y prioridades del nuevo Gobierno de España, sólo hay una referencia genérica a la reforma de la financiación autonómica -insulso café para todos-. Ni una mención específica a la Comunitat Valenciana -autonomía principal entre las gobernadas por el PSOE- y un extenso apartado a la cuestión catalana. Candente en España.

Eslabón perdido. En el debate doméstico arrecia la consigna de «todos contra Compromís» en Generalitat y Ajuntament de València. La bicha en la alternancia que escapa al control de los grupos de presión. Accidente que dura demasiado. Ni la ahora vicealcaldesa, Sandra Gómez (PSOE) ni la dama de hierro del PP, María José Catalá, pudieron romper el sortilegio. Eslabón perdido en la dialéctica bipartidista y bigubernamental. Entre derechas e izquierdas, chirrían Joan Baldoví y Jordi Sebastià. Para los socios del gobierno español -Sánchez&Iglesias- no cabe Compromís. Pero si no incordiara el Bloc -que es sumiso sin extremar su peculiaridad valencianistA- Compromís podría estar de colega en La Moncloa con Alberto Garzón y los comuns de Ada Colau. Incluso Mónica Oltra podría sentarse entre los 22 en el Consejo de Ministros.s consecuencias son imprevisibles. Ninguna favorable para la felicidad de los ciudadanos. ¿Para cuándo consolidar la confortable y fraternal Europa de las regiones?

Matar al padre. Pronto se decidirá el destino del Bloc Nacionalista Valencià y de la coalición Compromís. En cónclave general con fumata valenciana. De refundación hablan otros. Peculiar coincidencia entre comentaristas políticos en aplicar el más estricto silencio en torno a la purga de quien fuera líder, Pere Mayor y alma del Bloc hasta 2015. Año del tránsito de Compromís a la responsabilidad pública en el poder. En el último asalto, quien estaba nominado para ser conseller, de Economia, fue reemplazado por un outsider en foros económicos, el exalcade de Muro de Alcoi, Rafael Climent -comarcas centrales---. Aupado por Mónica Oltra, con la aquiescencia de Enric Morera y de Ximo Puig, president que lo incorporó a su Consell. No fue la única novedad de última hora en el Botànic I. Hubo un trueque en la Conselleria de Educació i Cultura, que subió a Vicent Marzà -sabe idiomas-, a las alturas gubernamentales, en lugar de Gràcia Jiménez, candidata nominada y desechada en el último instante. La mano negra le cortó el paso y contrarió la voluntad de los socios compromisarios.

Transversal. Tras el último lustro, Compromís ha de hacer balance y rendir cuentas a tres niveles. Ante la sociedad valenciana. Para militantes y personas adscritas. Con simpatizantes y votantes. Los que asumieron sus propuestas y respaldaron con su voto las credenciales de vicepresidenta, consellers, diputados en Corts y provinciales, alcaldes, ediles y cargos colaterales. ¿Qué pasaría si a Compromís le surgiera una alternativa -un fillol-, fruto de la desavenencia y el desencanto? Hay un goteo de protagonistas históricos desafectos que dejan el Bloc. En su día mantuvieron y secundaron la dura travesía del único partido de obediencia valenciana con responsabilidad de gobierno. ¿Qué consecuencias tienen las bajas para el Bloc? ¿El desacuerdo está justificado? ¿El Bloc que comandan Enric Morera y Àgueda Micó, va por la senda fundacional? En dos vertientes: Una, de progreso ideológico. Otra, en defensa comprometida de los intereses valencianos.

Un lugar al sol. Interrogantes que se debatirán en el Bloc, con derivaciones a Compromís. Desde la perspectiva organizativa: no es posible la coalición Compromís sin el Bloc Nacionalista Valencià. Iniciativa, Gent de Compromís o las variantes de corte ecologista, carecen de estructura para movilizar la alianza progresista con señas identitarias. ¿El Bloc y Compromís se han de alinear con el comunismo o con la izquierda rampante de la indignación? ¿Con qué factor diferencial? La socialdemocracia posibilista tiene sus fijaciones en el PSOE, que personifican Pedro Sánchez y Ximo Puig. Los socialistas se abren hacia el centro, apoyados en sus barones del resto del Estado. Lideran Pedro Sánchez y su gobierno recién estrenado de la mano de Pablo Iglesias. El delegado de U. Podemos& Esquerra Unida en la Comunitat Valenciana es vicepresidente de la Generalitat y conseller, Rubén Martínez Dalmau. Resuelto a expandirse por la izquierda radical, barniz valencianista y politburó en Madrid. Compromís, que nació con vocación elástica y base amplia, está constreñido por sus socios -PSOE & U. Podemos, ambos centralistas- en el Botànic II.

Factor diferencial. La mercadotecnia electoral es cruel. Hay que cultivar la coherencia y el segmento de mercado. Los grupos de presión económica necesitan, aunque no lo sepan, políticos con sede valenciana. Los gestores públicos precisan de los agentes empresariales en materia que se les escapa. La Comunitat Valenciana permanece en el limbo político en el conjunto de España. Desconsiderada y silenciada. Dicen que un empresario valenciano sobresaliente afirma, en privado, que si él fuera catalán también sería independentista. Las reivindicaciones de fondo del País Valenciano son equivalentes a las esgrimidas en Cataluny a—periférica, mediterránea y cosmopolita—. Cambia el encaje, la urdimbre social, la concienciación y la voluntad de ser. El desarrollo integral y cultural de un proyecto común asumido por los valencianos como factor diferencial. El único flanco expedito para romper el cerco en el reñido horizonte político.