Miércoles día 5 de febrero, la ‘Associació Veïnal Alqueries’ de Xirivella me ha invitado a impartir una charla informativa para intentar aclarar el conflicto sobre la ampliación del Puerto, y en particular sobre la repercusión que puede tener en la vecina V-30.

Esta autovía, que transcurre por ambas márgenes del nuevo cauce del Turia, es el principal acceso al Puerto por carretera, o, mejor dicho, el único de carácter metropolitano. Es, al mismo tiempo, miren el mapa, una barrera prácticamente infranqueable para los ciudadanos que viven al sur respecto de la ciudad central, la huella más visible del Plan Sur. Además de Xirivella, citemos Mislata, Quart, La Torre, El Castellar-L’Oliveral…

Un coloquio muy concurrido, con numerosas preguntas, dudas y réplicas puso de manifiesto, sobre todo, la preocupante falta de información general que existe sobre tan impactante proyecto, una responsabilidad que recae sobre la Administración, y que unos cuantos tratamos de paliar con muchas limitaciones logísticas y de audiencia, como es fácil comprender.

Un vecino confesó que salía de la sesión más inquieto que cuando entró: «andamos atacados por tierra y aire… y ahora también por mar». En Xirivella viven con la pesadilla del ruido provocado por los aviones que utilizan el aeropuerto de Manises. Además, a poco que se congestiona la V-30 quedan atrapados, lo mismo que sus vecinos. Entonces, si va a aumentar el tráfico de camiones con la ampliación del Puerto… ¿qué va a pasar?, se preguntan.

La respuesta vino al día siguiente de la mano de un informe patrocinado por instituciones empresariales y avalado por la Universidad Politécnica (esa es otra historia) en forma de un gigantesco paquete de nuevas infraestructuras entre las que se citan: Un nuevo acceso norte al puerto de València; ampliación de las autovías, de la citada V-30, de la V-21 (‘pista de Puçol’), de la V-31 (‘pista’ de Silla) y de la circunvalación A-7 (by-pass) …

No fue difícil de entender por el auditorio vecinal que la ampliación del viario como única o

pción estimula todavía más su uso, atrae más tráfico y a medio plazo se vuelve a saturar. Todavía colea el absurdo aumento a tres carriles en el tramo final de la V-21 que ha supuesto un lamentable bocado a la Huerta, representado por aquella icónica y vergonzosa imagen del derribo del Forn de Barraca.

También se asumió fácilmente por la audiencia que lo más razonable -frente a los excesos cometidos en las últimas décadas y que no cesan- es conseguir la mayor eficiencia de las obras e instalaciones ya realizadas en lugar de ampliar con desmesura. Y dar protagonismo de una vez por todas al ferrocarril, como reclaman desde la UE.

Esta ha sido una de las líneas críticas contra la política expansiva del Puerto. Ya en 2006 alguna alegación argumentaba que no necesitaba más línea de atraque ni más superficie de muelles, es decir, que no se necesitaba la ampliación, sino una mejor gestión de las instalaciones existentes que incluyen también, recordemos, los puertos de Sagunt y Gandia.

No se soluciona el atentado sónico a los vecinos de Xirivella colocándoles aislamiento acústico en las ventanas de sus viviendas, sino obligando a las aeronaves a utilizar rutas de menor impacto sobre las áreas pobladas y, sobre todo, replanteando este tipo de transporte a la baja. Las zonas urbanas del sur necesitan reparación de sus heridas, permeabilización de las barreras, no más agresiones.

No se soluciona la ampliación del Puerto creando nuevos y costosos accesos que pagamos entre todos y que llevan consigo impactos inasumibles. No se carga, en definitiva, la factura de la ampliación portuaria a la contabilidad general del país. El Puerto no es una empresa diseñada para batir récords de contenedores (muchos de ellos en tránsito, muchos otros vacíos) pues se trata de un servicio público.

Esas debieran ser las líneas maestras de un debate sosegado que hay que trasladar a la ciudadanía, en lugar de presionar de forma precipitada con resultados aparentemente beneficiosos, basados en maquillar u ocultar directamente los costes de la operación.

Pero, sobre todo, se trata de exigir a nuestras administraciones públicas que sean coherentes con la doble situación de pobreza en que nos encontramos: la de nuestras arcas y servicios públicos, por un lado, y la derivada de la profunda crisis ambiental que ya es incontestable.

Última hora: leemos que la naviera MSC se traslada del puerto de Castelló al de València, así que también el puerto de la capital de la Plana llega hasta Xirivella.