S i yo fuera la Nati (Lectura fácil, Cristina Morales, Anagrama) se me estarían cerrando las compuertas. La Nati tiene (¿padece, disfruta?) el «síndrome de las compuertas». Un síndrome es un conjunto de síntomas característicos de una enfermedad. Un síntoma es algo revelador de algo. «Compuertas» son dos puertas que se abren y cierran, como las del metro o del bus. Aquí, compuertas es una metáfora. Metáfora es decir una cosa para decir otra. Esa discapacidad del 66% hace que a la Nati se le nuble la vista, se ponga cegada o burra, ante cualquier situación macho fascista neoliberal. «Nublar la vista», «ponerse ciega o burra», son metáforas que quieren decir que arremete contra quien sea con una violencia verbal suicida. Yo soy un poco menos discapacitada que la Nati y mi anarcoindividualismo, que dirían las cuperas y las votantes de Ada Colau, es insustancial. Insustancial quiere decir que es insulso y que no tiene interés. Sin embargo, creo que también tengo el «síndrome de las compuertas», aunque no de manera oficial ni con sentencia firme de Tribunal minusválido alguno. Es ver y escuchar, por ejemplo, a Teófilo García Egea y se me cierran las compuertas: pero no puedo decirle facha neoliberal porque lo veo por la tele y no me oiría, y no puedo romper la tele porque la Marga se quedaría sin «La isla de las Tentaciones». Otra que también me pone de las compuertas es la Bonig. El otro día dijo que Ximo Puig es un maleducado por no saludarla y un machista. La verdad es que tu la oyes despotricar contra Ximo y es para no volver a dirigirle la palabra, pero la Bonig es muy cristiana y quiere que Ximo le ponga la otra mejilla. (Cotino también es muy cristiano, pero parece que el diezmo supuestamente se lo quedaba o se lo daba a Zaplana. «Supuestamente» quiere decir que no existe sentencia firme sobre algo, pero que se está a la espera, como Rafael Blasco a que le tasen las propiedades. «Diezmo» quiere decir un dinero que se la da la Iglesia y que viene a ser la décima parte de lo que te embolsas, ni más ni menos, ni más ni menos, como la canción). Seguro, por otra parte, que el President es machista, porque el machismo es el coronavirus del patriarcado en el que chapoteamos todos desde la infancia antes de que se inventaran las mascarillas, pero a la Bonig tampoco la veo yo muy feminista y sí más neoliberal que la Thatcher, que se fue a la guerra de las Malvinas en plan soldado machofacha. Otro que tal, José Juan Zaplana, el otro Zaplana, ese que le gritaba al tendido del parlamento valenciano («¡cogió la mano de la menor para masturbarse!») pidiendo las orejas y el rabo de la señora Oltra, como si una fuera el sujeto de las acciones de su exmarido, ese, digo, además de macho facho, que diría la Nati, es tonto del culo, como diría por así decirlo y en fin de cuentas T. Bernhard. «Tonto del culo» es una metáfora que quiere decir «la cagaste Burt Lancaster». «La cagaste Burt Lancaster» es metalingüística o poesía.