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Famosa por el Satisfayer

El robo tuvo lugar en Callosa de Segura (Alicante). Es difícil que los ojos no se te vayan a lugares que te son cercanos, cuando ocurre un hecho singular. Ella tiene 40 años y había sustraído el objeto sexual de moda, el que compran las mujeres de todas las edades, el regalo de moda que incluso te hace tu chico; el disfraz más concurrido en época de carnavales. Robar 40 Satisfayers remueve mitos y tabúes, los que siempre han rodeado la sexualidad femenina. Con estos mimbres, es muy difícil escapar del titular. Su madre se apresura a decir que su hija no sabía lo que era, que pensaba que servía para dar masajes y que ha regalado unos cuantos a sus vecinas. Y ahí es donde te das cuenta que siguen vigentes los prejuicios en torno a la sexualidad femenina, que aumenta el morbo y la anécdota chistosa convirtiendo en viral la noticia. Hay quienes hablan de ella como la «Robin Hood del feminismo» en su gesto heroico de repartir placer entre las mujeres?, y yo me seguía preguntando qué había pasado en mi pueblo, bueno allí donde tengo fuertes lazos afectivos que son, en definitiva, los que nos conmueven.

Poco importa quién sea y dónde resida porque lo importante es que esta mujer no es una delincuente, es una persona enferma. Presenta lo que lo se denomina «patología dual», es decir, un trastorno mental acompañado de consumo de drogas. Además, el caso parece agravarse al tratarse de una familia en riesgo de exclusión social. Pero no olvidemos que la enfermedad mental afecta a todos los estratos sociales. Que una persona con un trastorno mental sea noticia siempre resulta negativo porque contribuye a reforzar el estigma social que estas personas acarrean, por eso se trata de sacar el lado positivo de las cosas. Esta es la conclusión a la que llegamos, tras una pequeña conversación con Paco Canales, director general de la Fundación Adiem Sentit, que curiosamente también es de Callosa de Segura.

Las causas para que aparezca un trastorno mental suelen ser una combinación de factores genéticos, del entorno social y de experiencias vividas. No son culpa de la persona. A veces, el consumo de sustancias tóxicas es el desencadenante del trastorno mental que merma las capacidades de la persona y le produce, por ejemplo, una falta de hábitos saludables o un deterioro cognitivo. Ojalá esta breve reflexión sirva para que, si conoces a alguien en factor de riesgo, acudas a esta fundación en sus diferentes centros de Alicante, Torrevieja, Orihuela o Almoradí. Allí trabajan 80 profesionales que atienden a más de 400 personas al año. Puedes acudir al centro, llamar por teléfono o ponerte en contacto por medio de su página web. Tienen programas de viviendas tuteladas en residencias, de atención a domicilio, de formación para el empleo, ofrecen apoyo social para que personas con esta dolencia puedan integrarse en la sociedad y recuperar las capacidades que han perdido. En este proyecto, también colaboran personas que, de manera voluntaria, se encargan de realizar talleres de ocio o actividades medioambientales. Este grupo lo componen personas con trastorno mental que ayudan a otras para que se sientan útiles, algunos profesionales, familiares de personas con trastornos, en definitiva, personas que nacen con el don de ayudar y dar a los demás. Esto es lo que más me maravilla, la capacidad que tienen algunas personas para ofrecer lo mejor de ellas. El milagro de la vida: regalar tu tiempo a y con quien lo necesita.

La sociedad está en deuda con las personas heridas por las enfermedades mentales tras siglos de exclusión. La casuística es amplia y diversa, pero han sido las grandes olvidadas y merecen estar en la agenda política. Aunque en los últimos años se ha realizado un gran esfuerzo con la elaboración del plan estratégico de salud mental, aún queda mucho por hacer. Al margen de la necesidad de más recursos, la tarea más importante que tenemos por delante es la de promover vínculos entre estas personas y la sociedad, reforzando los lazos personales, sociales, emocionales? con su entorno. Nuestra asignatura pendiente es que se sientan parte de la sociedad y eso nos incumbe y nos interpela a todos, sin excepción. Cambiemos nuestra forma de ver y atender a estas personas; eliminemos prejuicios y estereotipos sobre ellas. La protagonista de esta historia no se hubiese hecho famosa por sustraer cualquier otro botín. Una vez más, la sexualidad de las mujeres, la anécdota que de ella se desprende, se comió y ocultó la verdadera noticia. Ella se hizo famosa por el Satisfayer, pero ojalá su fama haya servido para dar a conocer, para tomar conciencia y para ayudar a personas demasiadas veces invisibilizadas y con una mochila cargada de estigmas. Esa es la verdadera heroicidad.

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