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En voz alta

Responsabilidades y seguridad en el metro

Esta tarde por última vez la Plaza de la Virgen que tantas veces ha acogido a muchos millares de valencianos solidarizándose con las familias de las víctimas del accidente del metro albergará la enésima convocatoria de la Asociación que durante más de 13 años ha mantenido viva la memoria de los 43 muertos y 47 heridos a la vez que ha perseverado en reclamar no solo responsabilidades políticas y judiciales sino una investigación a fondo que también permita evitar nuevos siniestros.

La gestión política y moral es subjetiva pero creo que el tiempo y el conocimiento de los hechos ha demostrado, como mínimo, una notable insensibilidad de aquel gobierno presidido por Francisco Camps muy preocupado porque la visita del Papa tapará todas sus vergüenzas, hiciera olvidar lo ocurrido y hasta limpiara su conciencia. Evidentemente no fue así y con enorme cobardía fueron incapaces de gestionar el dolor de las familias con un mínimo de humanidad y empatía

De las responsabilidades judiciales, como Fiscalía y víctimas decidieron pactar la sentencia, poco más que añadir. Por fin reconocimiento de que no fue un accidente inevitable y cuatro ex directivos condenados aunque con penas que no les llevan ni a prisión. El resto de inculpados, en función de lo firmado y acordado por las acusaciones, quedan exonerados de cualquier responsabilidad penal y, por tanto, para ser consecuentes creo deberían dejar de ser señalados desde el punto de vista judicial.

A partir de ahí, lo más trascendente es si se ha aprendido la lección en materia de seguridad. Todo apunta a que sí porque Ferrocarrils de la Generalitat cuenta solo en València con más de 200 kilómetros de explotación ferroviaria y tranviaria. Todas las líneas en servicio tienen sistema de frenado automático de trenes y con la geometría de vía protegida por sistemas automáticos, es decir se protege no sólo las señales y aparatos de vía, sino todas las limitaciones de velocidad del trayecto. Tras el accidente se ha mejorado notablemente las infraestructuras, sistemas de seguridad, trenes y formación del personal. Además, se ha dado un gran paso adelante con la aprobación de la Ley de Seguridad Ferroviaria y la creación de la Agencia que vela por su cumplimiento, por cierto, con expertos de gran prestigio.

La definición de accidente ferroviario es la de un “suceso repentino, no deseado ni intencionado”. Partiendo de la base de pensar que nadie en su sano juicio puede desear o provocar algo así, habrá que apelar de nuevo a la responsabilidad de los técnicos y políticos que están al frente de las empresas de transporte público para exigirles que abunden e insistan en la línea actual.

Por cierto, me cuenta una amiga que finalmente parecen reconducidas las diferencias que este año planteaba la celebración del Día de la Mujer entorno a si era oportuno convocar jornada de huelga laboral a pesar de ser domingo. Algunos colectivos defendían que hubiera sido positivo para visibilizar la situación de las empleadas en diversos sectores que precisamente trabajan los festivos aunque, finalmente se ha impuesto el sentir mayoritario de evitar el paro porque previsiblemente hubiera tenido un escaso seguimiento. En cualquier caso, lo más importante es que se prevé de nuevo una manifestación masiva en la tarde del 8 de marzo acompañada en esta ocasión de todo un fin de semana repleto de actividades.

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