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Musas

No sé si hoy en día el término musa, como fuente femenina inspiradora para artistas, creadores y otros instrumentistas de las bellas artes, sigue teniendo la misma actualidad o músculo que en otros tiempos. Quizás porque el término implica una categorización jerárquica, el de la bella o misteriosa mujer a la sombra de los “grandes hombres”, bastante incorrecta para los tiempos que vivimos. Esta categoría, la de la fémina-inspiradora en un segundo plano, ha sido proclamada, leída y contada mil veces en la historia del arte, del pensamiento, de la ciencia, etc. El genio y la mujer-inspiración. Una relación que como se ha podido ver después, ahí está el caso de la escultora Camille Claudel y el también escultor Auguste Rodin, han resultado mucho más compleja y con más aristas que lo que contaba algunos manuales. En este mismo contenedor de imperfecciones podríamos anotar la también pareja Frida Kahlo y Diego Rivera, y como paso el tiempo ha ido iluminando la figura de la primera en detrimento del segundo.

Hago un repaso rápido de musa- inspiración-creador y pienso en una Marlene Dietrich para Josef von Sternberg o en una Gala para Salvador Dalí. O las sucesivas musas-modelos-amantes de Pablo Picasso. En el primero, el de la relación Dietrich-Sternberg, solo viendo el desarrollo profesional y artístico de la estrella alemana, no sé si deberíamos intercambiar los papeles, y anotar el de musa o “muso” para el director de cine y el de “gran hombre” para la estrella, que tampoco andaríamos tan desencaminados. Salto en el tiempo. Leo y miro la fotografía de una tal Mireia Borrás, señalada como musa- además de diputada en el parlamento- del partido Vox. No tenía el gusto de conocerla, y tampoco, por lo que he visto, creo que mi gusto y tiempo vaya a dedicarle más minutos de los que se merece el personaje. A no ser que aparezca à poil en su cuenta de Instagram como protesta contra la extinción del macho ibérico.

No sé si la portavoz del Partido Popular, la señora Cayetana Álvarez de Toledo, se le podría añadir otro titulo más a los que ya disfruta, ahora como musa del PP o por el contrario, habría que señalarla como Madame la Guillotina del partido conservador. Haciendo un extracto de sus declaraciones en todos estos últimos meses, alguno diría que las trompetas del Apocalipsis ya están sonando a la vuelta de la esquina con el permiso de las tracas y petardos y otros materiales sonoros que estos días comienzan a ser la banda sonora de la ciudad de València.

Se inaugura al Museo Yves Saint Laurent de París una exposición dedicada a Betty Catroux, una de las musas y mujeres inspiradoras del diseñador francés. La exposición lleva por titulo “Feminin-Singulier” señalando la figura ambivalente de la homenajeada y su relación fraternal con Saint Laurent. En uno de los biopic, las biografías cinematográficas dedicadas a Saint Laurent, se relata el encuentro entre el diseñador y su futura musa en una discoteca parisina en los años sesenta. Betty Catroux, que se ganaba la vida como modelo, aparece como una ambigua amazona, misteriosa y siempre al borde del lado más peligroso de la vida. Sin duda estos motivos -y otros- hicieron que el flechazo fuera fulminante entre los dos. Catroux encarna para Saint Laurent ese ideal físico que está tratando de definir en su moda y su silueta femenina. Una mujer libre. Una feminidad mucho más hegemónica y emancipada. Ese estilo “masculino-femenino” representado por una bella silueta andrógina que preludia esa revolución femenina que no ha hecho más que arrancar. Para la publicidad de su primer perfume masculino Saint Laurent no duda en exhibirse como modelo desnudo, continuando esa dinámica de vulneración de los roles tradicionales.

Con motivo de la exposición, Catroux, que ahora cuenta con 72 años, ha tenido que salir a la superficie mediática. “Vivíamos para la belleza y la diversión” ha dicho a propósito de su relación con el creador de moda.” Y la primera regla era seducir” ha añadido como principios rectores. Belleza, diversión y seducción, un buen triunvirato que seguro hubiera firmado el mismísimo Oscar Wilde, para encabezar unos años y una sociedad hedonista que verá la insurrección de otro segmento de la sociedad, los estudiantes del Mayo del 68, también como ellos, rebeldes frente a un orden social burgués y cuyo hedonismo pasaba en buscar la arena que había debajo de los adoquines.

Betty Catroux no será la única mujer inspiración para Yves Saint Laurent, también lo será-entre otras- Catherine Deneuve, a la que vestirá en Belle de jour, la fantasía sadomasoquista de Luis Buñuel. Con el paso del tiempo las llamadas musas pasarán a formar parte de ese entramado mercantil-artístico, sobretodo en el mundo de la moda, y el nuevo estatus de icono, el rostro mediático que igual servirá para anunciar un nuevo perfume, pasearse con un diseño del creador por la alfombra roja o presidir la primera fila del desfile. El próximo domingo 8 de marzo no creo que madame Catroux forme parte de alguna de las manifestaciones feministas que se sucederán en todo el mundo, pero su figura andrógina, ese “femenino-singular” que ella abanderó como gesto de insumisión y placer , ya es historia.

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