Siempre hay motivos por los que luchar y ser reivindicativas/os, pero cuando veo en mis alumnas cómo afrontan el desafío de la estigmatización, con la firmeza de sus palabras cuando prometen no rendirse para conseguir sus sueños, soy aún más consciente de la importancia de esta lucha para asegurar y establecer los mismos derechos y oportunidades para todas las mujeres del mundo, independientemente de su nivel cultural, ocupación, orientación sexual y/o diversidad funcional.

A pesar de los grandes avances conseguidos, las mujeres con síndrome de Down y/o discapacidad intelectual tienen más riesgo de sufrir la llamada doble discriminación o vulnerabilidad, la primera por ser mujer y una segunda, por su discapacidad intelectual; circunstancia que supone una vulneración de los derechos que debe tener garantizados toda persona, con independencia de sus circunstancias.

A menudo esta situación pasa desapercibida en la sociedad, presentando así más posibilidades de sufrir situaciones indeseadas, dificultades para acceder a recursos especializados que tengan perspectiva de género, mayores limitaciones para interactuar socialmente, formarse, acceder al mercado laboral, emanciparse, etc.

Cuando nos referimos al colectivo de mujeres con discapacidad, concretamente personas con discapacidad intelectual y/o Síndrome de Down, es necesario el esfuerzo diario para derribar clichés, barreras e ideas preconcebidas y mostrar a la sociedad lo que son capaces de conseguir con un poco más de ayuda. Para ello es necesario que las personas que la rodean sepan escucharla, tener paciencia, ofrecerle su ayuda ante los “retos” que más trabajo le cuestan, y sobretodo, dar vía libre a sus sueños y metas.

Su lucha es la lucha de todas las mujeres del mundo que se esfuerzan día a día por evitar ser discriminadas, por tener un salario justo, por tener voz y poder ser representadas, y hacer de ésta, una sociedad más justa que acepte la diversidad, tanto de género como de capacidades.

Asindown lleva treinta años reivindicando la desaparición de prejuicios, estereotipos e ideas preconcebidas, que distorsionan la imagen social y la percepción normalizada de nuestro colectivo. Luchamos diariamente por romper barreras, para que la mujer con discapacidad opte a las mismas oportunidades que el resto de las personas y que su diversidad funcional no sea nunca una excusa para sufrir cualquier tipo de discriminación. Nuestras niñas, adolescentes y mujeres tienen que demostrar a diario las capacidades tan únicas y «diferentes» que poseen para hacerse hueco en esta sociedad tan exigente.

Es una suerte poder trabajar con personas con necesidades de apoyo y a las cuales ofreces tu tiempo y conocimientos para poder ayudarles a progresar y mejorar; pero aún lo es más cuando ves los frutos de todo el trabajo cosechado, de cómo la persona evoluciona y va progresando de manera autónoma y, lo más importante, cómo a través de este tipo de acciones, la gente, la sociedad y el mundo, puede cambiar su concepción hacia la visión de la inclusión y de la igualdad. Luchemos por el derecho de las mujeres con discapacidad a ser consideradas como lo que son, mujeres, y a disfrutar de las mismas oportunidades que el resto.

Activas, fuertes, valientes, unidas y diversas, guerreras que continúan transformando la realidad en otra sin barreras.