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Tierra de nadie

Lo ignoro

El de la credibilidad es un asunto complicado. Depende en parte cde uestiones fácticas y en parte de cuestiones imaginarias de carácter inconsciente. Yo abandono una película o una novela cuando dejo de creérmelas, pero hay gente cerca de mí que se las continúan creyendo tras mi marcha. En los talleres de escritura se dedican muchas horas a la cuestión de la verosimilitud, que es prima hermana de la credibilidad, aunque tienen sus diferencias. Los milagros que ocurren en La Cenicienta, por ejemplo, no son creíbles, pero resultan verosímiles en el contexto en el que se producen. Hay en ese cuento una lógica interna según la cual aceptamos que una calabaza se convierta en carroza y unos ratones en hermosos corceles.

A los acontecimientos de la vida solo deberíamos pedirles que fueran creíbles en el sentido de contrastables, pues la mayoría de lo que sucede en la realidad es insólito. Estudien a fondo el funcionamiento del Covid-19, por ejemplo, y quedarán pasmados ante su ingenio para replicarse.

-No puede ser real -se dirán con asombro.

Pero lo es. Existen evidencias científicas. También existen evidencias científicas de que la Tierra es redonda. Nada que discutir, pues. Sin embargo, hay terraplanistas. Lo factual y lo creíble no viven asociados como la lógica interna y la verosimilitud. Pongamos a un matrimonio en un sofá, viendo el telediario. Él se cree a pies juntillas a Pablo Iglesias y ella no. ¿Por qué él sí y ella no?

Misterio.

Estos días sale mucho por la tele un señor, Fernando Simón, que es el portavoz del ministerio de Sanidad en las noticias relacionadas con el Covid-19. No conozco de nada a este señor, pero me creo todo lo que dice y lo seguiría hasta la muerte. ¿Por qué? Quizá por sus cejas pobladas, que me recuerdan a las de mi padre, o por su tono de voz, que evoca el de mi madre. Tal vez por la naturalidad con la que se rasca la cabeza mientras habla. Aparte, claro está, que de momento parece que dice la verdad, que se limita a describir los hechos. Ahora bien, ¿son estos hechos, para mí, más decisivos que sus cejas? Francamente, lo ignoro.

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