El pasado día 3 de marzo se celebró el Día Mundial de la Naturaleza. Creado en el año 2013 por las Naciones Unidas este día pretende que continuemos tomando conciencia de la biodiversidad que posee la Tierra. Pero, sobre todo, que la cuidemos. A día de hoy, un cuarto de las especies animales y vegetales del planeta están en peligro de extinción. No tengamos duda, la responsabilidad es nuestra y de nadie más. Ser la especie dominante nos hace automáticamente dueños del deber de preservar y proteger el magnífico entorno en el que vivimos. Y, para ello, nada como continuar descubriendo lo que tenemos cerca. En España podemos encontrar desde un bosque de Secuoyas en Cantabria a magníficas playas (que pueden rivalizar con las del Caribe) en la costa balear y alicantina. En la Comunitat Valenciana, durante el otoño, la serranía de la Font Roja es un esplendor de colores que lucha contra la melancolía clásica de esta estación. Únicamente es cuestión de coger un mapa y decidir el destino. Lo demás depende de nosotros. De la misma forma que continuar adquiriendo una conciencia conjunta y global sobre la influencia que tenemos en el bienestar o destrucción del hábitat que compartimos con tantas especies. Viajemos, conozcamos, descubramos. Estos tres verbos son el ejercicio ideal para poder entender la razón de ser de un día como el 3 de marzo. Ojalá llegue el momento en el que no tengamos que preocuparnos por la naturaleza, salvo para disfrutarla y cuidarla como ella hace con nosotros.