Aprendamos. Aprendamos de momentos de máxima tensión como los que estamos viviendo a causa de la crisis sanitaria del Covid-19. Aprendamos de la solidaridad que vemos cada día de balcón a balcón. Aprendamos de la entrega que muestran sin cesar nuestro personal sanitario, los miembros de los cuerpos de seguridad, bomberos, protección civil, los trabajadores y trabajadoras de los Servicios Sociales que son los ojos y las manos de aquellos más vulnerables, de quienes más sufren; aprendamos del personal de limpieza que se afana para que nuestra ciudad amanezca cada día dispuesta a afrontar una nueva jornada; de los agricultores, transportistas, del personal de las tiendas de alimentación, que hacen frente a los miedos y son el batallón de nuestro abastecimiento diario.

Aprendamos de los trabajadores y trabajadoras públicos que continúan su labor de entrega para que, dentro de la excepcionalidad que vivimos, podamos restar algo de dolor a nuestra nueva cotidianidad sumando algo de normalidad.

Tiempo habrá de aprender también de los errores, pero este, sin duda, es el momento de la resiliencia. De darnos la mano para volver a levantarnos. Y el Ayuntamiento de València quiere estar a la altura de las circunstancias.

El consistorio no puede vivir de espaldas a la dura realidad que muchas familias están viviendo, y queremos anticiparnos al trago más amargo que quizás esté por llegar. Nuestras competencias no son las sanitarias, pero sin duda podemos ayudar a paliar los efectos sociales, económicos y emocionales de esta crisis.

Apoyo a los más vulnerables

Está claro que los presupuestos que en su momento hicimos para programar el desarrollo de la ciudad se van a ver truncados, pero ante grandes retos, solo puede haber firmeza en el golpe de timón que reclama la ciudadanía. Por eso, desde el gobierno municipal, estamos aunando esfuerzos. El primero de ellos está siendo focalizar nuestra atención sobre aquellos segmentos de población más vulnerables: nuestros mayores, las personas dependientes, o las personas sin hogar. Vamos a dedicar 5 millones de euros a emergencias de carácter social; los primeros 2,5 millones se aprobarán en el Pleno de este próximo jueves, e irán destinados a reforzar los servicios de atención a nuestros mayores, sobre todo de aquellos que ya no pueden asistir a sus Centros de Día, aquellos que necesitan más ayuda, o aquellos a quienes el COVID-19 ha dejado aislados. Pensando en ellos reforzamos la atención a domicilio, la teleasistencia y los programas de reparto de menús diarios en casa. Asimismo, estamos tramitando en apenas 24 horas las ayudas de emergencia alimentaria y de compra de productos farmacéuticos para las familias más vulnerables. Y familias con beca de comedor tendrán un ingreso de 200 euros para cubrir la mensualidad alimentaria de los niños y niñas.

Muchas personas, además, me han preguntado estos días por los grandes invisibles: las personas sin techo. Hemos equipado instalaciones municipales para darles cabida en distintos barrios, estamos distribuyendo cada día centenares de kits de alimentación y concertando plazas en hostales u hoteles para mitigar los efectos de la expansión del virus. Y todo esto lo hacemos trabajando codo con codo con las organizaciones sociales.

Una ciudad segura

La preocupación ciudadana por la propagación del virus es lógica, y por ello hemos ideado una estrategia global de desinfección de calles y contenedores urbanos. A la creación de un dispositivo con más de 100 equipos móviles con nebulizadores para desinfectar contenedores y papeleras, se unen 46 equipos específicos para el baldeo de las calles, que incorpora productos de desinfección.

Junto con las calles, los edificios municipales o los autobuses también son sometidos a una cuidadosa desinfección, que se extiende a centros como Mercavalència: nuestra gran despensa para la ciudad.

El abastecimiento de alimentos en València está asegurado gracias al esfuerzo de nuestros agricultores, y los mercados municipales continuarán abiertos, como están haciendo tiendas de barrio y supermercados. Lo mismo ocurre con el abastecimiento del agua potable: totalmente garantizado.

La batalla económica

Pero sin duda, junto con la crisis sanitaria, la económica se prevé de graves consecuencias. Es necesario tratar de paliarla de antemano tanto como sea posible: la economía familiar y la de los autónomos y las pequeñas y medianas empresas, en primer lugar. A las medidas sociales antes enumeradas, el Ayuntamiento va a destinar 3,4 millones de euros para las PYMES que mantengan hasta su actividad al menos hasta 12 meses más desde el comienzo de la crisis sanitaria, y al menos el 50% de sus plantillas. Se prevé una inyección de liquidez de hasta 7.000€, según el volumen de actividad de cada empresa. Y a ello se suma una orden de subvenciones para el comercio de València. Queremos evitar los cierres masivos de PYMES, evitar a toda costa la destrucción y la precarización del empleo, y ser de ayuda para su revitalización.

Pronto llegarán, además, acciones globales de promoción de nuestra ciudad para no abandonar a uno de nuestros mayores sectores productivos: el turismo. Aplazamos el pago de los tributos municipales y suspendemos el cobro de la tasa de mesas y sillas al sector de la restauración, así como la tasa de venta no sedentaria.

A estas ayudas económicas se suman las aprobadas para la industria fallera, con el pago del 62'5% de los monumentos, y para favorecer a toda esa economía asociada a las fallas que se ha visto tan mermada por la suspensión de nuestra emblemática fiesta. No quiero dejar de tener un recuerdo para las comisiones falleras de nuestra ciudad, por el shock emocional que también implica esta crisis sanitaria. Pero como en tantos otros ámbitos, recuperaremos la normalidad. Y habremos salido reforzados como sociedad de esta crisis. Y podremos decir bien alto que dimos la batalla. Y que entre todos y todas la ganamos.