La declaración de Estado de Alarma, como su mismo nombre indica, nos avisa de que se ponen en marcha mecanismos, nos gusten o no nos gusten, para hacer frente al COVID-19. El confinamiento en casa es imprescindible, como también lo es tomar medidas de protección y prevención que son de todos los ciudadanos conocidas.

A la vista de determinados videos que están circulando por las redes sociales sobre este nuevo escenario en España, me detendré en un video en el que sale un médico joven muy cabreado contra algunos jóvenes porque no son conscientes de la gravedad de la situación que estamos viviendo. Seguro que lo han visto. Este médico no se queja del exceso de su trabajo, se queja de la poca cabeza que los jóvenes tienen porque solo piensan en sí mismos, en su mundo o en divertirse. Este médico solo pide sensatez y solidaridad.

Hay que dejar de mirarse el ombligo y pensar en los demás. Hay que quedarse en casa sí o sí, y antes de ir a un centro hospitalario, llamar y seguir las recomendaciones que, una y otra vez, están dando los medios de comunicación de nuestro país a todas horas. Lo que se está pidiendo, desde el Gobierno, desde las instituciones locales y autonómicas, desde el cuerpo de los sanitarios, es algo tan elemental como "madurez, calma y solidaridad" frente a la gravedad de la pandemia causada por el coronavirus. Ahora más que nunca debemos aplicar esa frase que tanto nos gusta de "la unión hace la fuerza", para hacer frente al maldito coronavirus. Es una lucha sin cuartel.

Hablando de cuartel, estoy convencido de que aquellos que hemos cumplido con la patria, en tiempos pretéritos; es decir los que hicimos la mili en su día, sabemos lo que es el confinamiento: no salir a la calle. En este nuevo escenario en España con un marco de restricciones aplicadas para combatir al virus maligno, tan solo se nos pide que nos quedemos en nuestra casa y que solo salgamos para lo estrictamente necesario: comida, medicinas y trabajo. Hay que dejar de lado las reuniones sociales. Son unas medidas totalmente coherentes con lo que está sucediendo si queremos controlar la propagación de este virus y volver a la "normalidad" lo antes posible.

Por último, cuando estemos tristes, doloridos, agobiados por la situación que estamos viviendo debemos pensar que la vida fluye a nuestro alrededor, no solo por nuestras venas, sino por el cielo, el sol, las plantas y la gente que está asomada al balcón aplaudiendo a los/as trabajadores/as de nuestra sanidad pública. Uno de nuestros filósofos clásicos, Séneca (121-180 a. c.), decía: "afortunado soy, porque después de lo que me ha pasado continuo sin afligirme, sin abrumarme por el presente y sin temer al futuro". No olvidemos que la unión hace la fuerza y solo si combatimos todos juntos venceremos a este virus.