De nuevo, esta vez un poco antes de las 8 de la tarde, no podíamos contenernos más tiempo, el ansia de disfrutar del momento aplausos, hizo que el jolgorio se apoderase con cierta antelación de la taciturnidad de la calle. Seguramente el frío que hacía redujo el tiempo, pero no la intensidad, de los vítores a todos aquellos servicios que estos días combaten contra el dichoso "bicho", especialmente los sanitarios.

Enumerar agradecimientos es una trampa de las reglas de la formalidad, siempre nos dejamos a alguien, quizás para no caer en ella, empleamos el trillado recurso del "todos los aquí presentes". No cabe duda de que los profesionales del sector primario están presentes, hoy más que nunca.

Miles de héroes que, no olvidemos, están poniéndose en riesgo a sí mismos y a sus familias para llenar las estanterías de los mercados de lustrosos productos frescos, desde la humildad más silenciosa a la ignorancia pública. Es justo hacerles saber que reconocemos su esfuerzo y una parte alícuota de nuestros palmeos vespertinos tienen que ir dirigidos a nuestros héroes rurales.

Hace tan solo unas semanas, el campo tomó las calles de Valencia, apoyado por una tractorada multitudinaria, jamás vista, para exigir medidas que garanticen el futuro del sector. Los mismos tractores que colapsaron la calle Colón están ahora mismo desinfectando nuestras calles. Paradojas de la vida, hace poco más de un mes, los agricultores y ganaderos se movilizaron para transmitirle a nuestra sociedad que el sector agrario perecía lentamente. Hoy, la sociedad está herida y son ellos los que se levantan para ayudar a un país que los necesita y por eso, sin duda, también merecen aplausos.

En el pleno del Congreso de esta semana, el ministro de Agricultura, Alimentación y Pesca, Luis Planas, garantizó el funcionamiento del abastecimiento alimentario y agradeció el trabajo de todos los miembros de la cadena alimentaria, especialmente de agricultores, ganaderos y pescadores. Además, aseguró que no se han producido incrementos de precios. Estamos viviendo la peor crisis de nuestra historia reciente pero, a pesar de ello, la especulación de los mercados internacionales y el sálvese quien pueda de algunos países, supuestamente hermanos, no han contagiado a nuestros héroes de uno de los peores virus, la insolidaridad, y por eso, sin duda, también merecen aplausos.

Entregad al trabajo, compañeros, las frentes (€), así aludía Miguel Hernández al sudor de los agricultores, en una España en la que el campo era el corazón económico pero, al mismo tiempo, sus profesionales tenían las alas sesgadas para progresar social y económicamente. Bajo la lluvia, sobre el barro, su trabajo los hace señeros, como una Unidad Militar de Superviviencia, como un batallón invisible pero invencible. Los agricultores fueron los verdaderos responsables de convertir a nuestro país en la potencia que es y el sudor es la metáfora, el sacrificio y el esfuerzo que los representa, porque gracias a ellos España tiene la fuerza que demuestra y por eso, sin duda, también merecen aplausos.

Cuando todo pase, tendremos que reflexionar sobre todo lo que se ha hecho, el sector agrario ha pasado de ser necesario a ser prioritario en esta contienda. Todas las políticas agrarias se tendrán que reorientar en ese sentido, los aplausos dejarán de tener sentido, el ruido volverá a sonar con normalidad en nuestras calles y los compromisos políticos sembrados se tendrán que cosechar en obligaciones.

Sin duda, también merecen hechos.

* Diputado autonómico y portavoz socialista de Agricultura en Les Corts Valencianes