La pandemia del coronavirus ha puesto en evidencia los desastrosos efectos en la salud y en el bienestar de la ciudadanía de las políticas de austeridad. En España los recortes del gasto público, que disminuyeron drásticamente los fondos destinados a la financiación de las CCAA, tuvieron una repercusión nefasta en la sanidad, los servicios sociales y la educación. Estos recortes fueron el resultado de la aplicación de las recetas neoliberales propugnadas por la Unión Europea y aplicadas fundamentalmente por los gobiernos de la derecha. - La reforma de la Constitución para priorizar el pago de la deuda fue una cesión de Zapatero a las exigencias de la Troika y del Partido Popular que son los defensores del neoliberalismo-. Parece que no se haya aprendido de los errores de la aplicación de las recetas neoliberales que retrasaron la salida de las economías europeas de la crisis de 2008, de la cual, todavía no nos hemos recuperado del todo.

La ideología pesa mucho en el diseño de las políticas para resolver los problemas que tiene planteados la sociedad. Ciertamente necesitamos una Europa que sea capaz de dar una respuesta efectiva y solidaria a la crisis. No una Europa dividida y enfrentada, donde las economías con superávit- Alemania y Holanda- quieran desembarazarse de los países del sur, deficitarios y más débiles económicamente, aún a costa incluso de de comprometer su propia recuperación, ya que son los países del sur los consumidores de sus productos. Cabe recordar, que para entrar en la Unión, a los países mediterráneos del sur se les obligo a hacer reestructuraciones de sus sectores productivos que, en muchos casos, debilitaron su posición en la división internacional del trabajo, agrandando el peso de los servicios turísticos.

Fue la movilización de los trabajadores europeos junto a las organizaciones y militantes de la resistencia frente al nazismo la que impuso gobiernos de izquierda, principalmente de la socialdemocracia, en la mayoría de estados europeos. El miedo a la expansión del modelo soviético y la nueva situación internacional, creada tras los pactos de Yalta y Potsdam, dio lugar a la aprobación del Plan Marshall y con ello se pusieron los cimientos de una cooperación entre los distintos estados europeos que derivó en la construcción de la Unión Europea. Fueron principalmente los gobiernos socialdemócratas y de izquierda los que impulsaron reformas fiscales para que las rentas altas paguen más impuestos sobre la renta y la riqueza y pudiera construirse un sistema público de sanidad, seguridad social, y demás derechos sociales de protección que conforman los sistemas de bienestar social europeos. Hoy los partidos de la derecha y los social liberales se disponen a desmantelarlo y reclaman rebajas de impuestos. Pero en estos momentos de crisis se requiere la presencia de un sistema público social en todas sus manifestaciones.

Hoy el proyecto de construcción europeo puede retroceder si no se da una respuesta unida y solidaria de Unión Europea y no se procede a mutualizar la deuda y se abordan audaces políticas de gasto y rentas. Si, en vez de la solidaridad, se instala la confrontación y las exigencias de sacrificios y austeridad para los países mediterráneos del sur, el rechazo al proyecto europeo y las opciones políticas ultraderechistas crecerán. Muchos economistas de reconocido prestigio reclaman un nuevo Plan Marshall para salvar a la Unión Europea.

Las que suscriben este documento pensamos que este paso solo se dará con una amplia mayoría de gobiernos de izquierdas en los países que componen la Unión Europea y sería necesaria una modificación en las reglas del juego establecidas por los Tratados.

Mientras se escribe este artículo, se habla reeditar los Pactos de la Moncloa en España para garantizar la recuperación. Pero, la verdadera intención de la derecha española, como dice Pérez Royo, es dinamitar el gobierno de coalición de la izquierda y poner al Partido Socialista en manos de las tres derechas.

Lo primero es utilizar todos los medios para superar la crisis sanitaria y garantizar la salud de todas las personas, sin discriminación, jóvenes, mayores, más fuetes y más débiles. Por lo que respecta a la recuperación económica es necesario un nuevo pacto constitucional federal que garantice las libertades políticas y sindicales; acometa las reformas necesarias con un potente programa social que de respuesta a los retos planteados por el cambio climático, la digitalización de la economía, fortalezca y garantice el sistema público de pensiones, refuerce la sanidad y la educación publicas, de respuesta a la robotización de la producción con el reparto del trabajo sin disminución de salarios, respalde la prestación de servicios sociales, etc.

En fechas cercanas a la conmemoración de la proclamación de la II Republica, reivindicamos una reforma constitucional republicana que termine con las rémoras franquistas de la transición.