Los tiempos eran otros. En pocas casas había tocadiscos. Las canciones se escuchaban en la radio. Cuando empezó la televisión, la gente se agolpaba en los bares para ver los programas musicales. Me acuerdo de que una noche habíamos ido al cine Sant Miquel, en Llíria. Toda la cuadrilla. Y a mitad de la película nos salimos para bajar al bar y ver en la televisión la actuación de The Animals. Creo que fue aquella noche cuando «House of the Rising Sun» se convirtió en la canción de mi vida. Desde que tengo móvil, ésa es la música que suena cuando recibo una llamada. Cada cual tenemos nuestros fetiches. Y uno de los míos es indudablemente ese tema popular, sin letra original, que suena a tugurio lleno de humo y whisky barato en las calles de New Orleans.

También la radio era otra cosa. El mundo cabía en una caja con una rejilla a un lado y, en el otro, un mapamundi a colorines donde estaban todos los países del planeta. En aquel tiempo, estaban los partes de la radio y el No-Do que se pasaba en los cines antes de la película. La gente más joven no sabe de lo que hablo cuando hablo de los partes en la radio y del No-Do en los cines. Ya he dicho al empezar este artículo que los tiempos eran otros y los más jóvenes no lo sabíamos. Lo triste es que hoy los más jóvenes tampoco lo saben. Y que muchos mayores no quieren saberlo o lo han olvidado. Pero bueno, este domingo quiero hablar de otra música que no es la de ahora, de una música que escuchábamos en la radio y en los tocadiscos que alquilábamos para los bailes en las casas y para hacerles serenatas a las chicas, no sé si en el mes de mayo o en algún otro de la primavera, cuando se quedaba atrás el frío del otoño. Entre los discos que más escuchábamos estaban los del Dúo Dinámico.

Sus nombres: Ramón Arcusa y Manolo de la Calva. Nos sabíamos de memoria todas sus canciones. Eran los más famosos en el mundo de la música. Luego, el tiempo fue cambiando y también cambiaron los gustos de la gente. Se acabaron los partes de la radio y el No-Do en los cines. Descubrimos que el tiempo pasado nunca fue mejor, por más que a mucha gente le chifle la nostalgia. Lo que cuenta del pasado es que nos enseña para vivir de la mejor manera lo que nos pasa un rato antes de llegar al futuro, un futuro que, por otra parte, es algo que se retrasa tanto que al final ya no sabes si es verdad o te la están dando con queso para que nos olvidemos del presente.

El Dúo Dinámico también pasó de moda, pero sus canciones ya formaban parte de la educación sentimental de varias generaciones. Cuando hacía mucho que se sabía poco de ellos y de lo que hacían, Manolo de la Calva y Carlos Toro compusieron una canción que levantó un poco el silencio en que vivía el dúo los nuevos tiempos. Esa canción suena hoy en todas las radios, en todas las casas, en todas las redes sociales para aliviarnos un rato el desasosiego que llena nuestros días de confinamiento, en el ánimo que desde los balcones mandamos cada noche a quienes se están dejando la vida por nosotros. Me alegra ese regreso del Dúo Dinámico, los lejanos ídolos de mi adolescencia. Aquellas viejas serenatas suenan ahora, como un himno solidario, para que no se nos vaya a la mierda la esperanza. Y claro que vamos a resistir, entre otras cosas porque hay gente que lleva resistiendo toda la vida y no es fácil doblegarla por muy difíciles que sean los tiempos que vivimos. Esta columna va por esa gente. Por el bien común como patrimonio de lo humano. Por la defensa sin traiciones de los servicios públicos. Por ustedes.