Qué nos espera después del coronavirus? La respuesta a esta pregunta aún no está escrita, todo son conjeturas, pero aún no somos conscientes de lo que nos aguarda cuando termine el confinamiento. Están los optimistas que creen que no ocurrirá casi nada y todo volverá rápidamente a la normalidad y están los pesimistas que creen que no saldremos de esta en mucho tiempo y que el país se desmoronará. Voy a comenzar mi opinión con una cita de Miguel de Cervantes: «El verdadero valor se encuentra entre la cobardía y la temeridad».

Un proverbio dice: «si quieres saber cómo piensan los demás ponte sus zapatos». Y me voy a poner los zapatos de un ciudadano normal que sale del confinamiento. ¿Cogerá un avión, tren o autobús para ir de vacaciones? ¿Acudirá al cine, teatro, campo de fútbol, bar, restaurante, concierto, etc? La respuesta casi con toda seguridad será que no, o por lo menos que hará todo lo posible por evitarlo.

Uno de los principales ingresos de nuestro país está en el turismo, sector que da trabajo a millones de personas, directa o indirectamente. Y si el turismo se hunde tendremos serias dificultades para evitar que el resto de sectores, como efecto fichas de dominó, eluda las dificultades. El desempleo, la precariedad y la pérdida de ingresos tienen un impacto negativo en la salud de la población, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Granada (UGR) y que ha sido publicado en «Quality of life research».

Lo más importante para el día después es generar un entorno seguro para los ciudadanos, copiar el sistema de Corea del Sur, un país con más habitantes que el nuestro y donde han fallecido poco menos de 200 personas, con la diferencia de que no han parado la actividad económica.

Tenemos que hacer el test del Covi19 a toda la población, y de esa manera sabremos los que están inmunizados y pueden circular libremente; sabremos los que no lo han pasado y deberán circular con guantes y mascarilla; y también los mayores que no lo han pasado y a los que habría que recomendarles que salgan lo menos posible. Y si salen, extremando las medidas de precaución. A partir de ese momento estoy convencido de que se reducirá de manera drástica el número de fallecidos, como ha ocurrido en Corea del Sur, y recuperaremos poco a poco la actividad económica.

Creo que llegados a esta situación necesitamos que las mentes más brillantes de este país, que hay muchas, ayuden con sus conocimientos y experiencia a crear un entorno más seguro que evite el desplome de la economía.

Tenemos que animar a todas esas personas a que no den un paso atrás por miedo a críticas y represalias de unos pocos radicales. Terminaré mi artículo de opinión con una cita: «Corrige al sabio y lo harás más sabio, corrige al necio y lo harás tu enemigo».