Castilla y León aparenta tener un comportamiento errático en su curva de nuevos casos de Covid-19. El modelo matemático de pronóstico de evolución de la enfermedad elaborado por los matemáticos asturianos Juan Luis Fernández y Zulima Fernández-Muñiz se ajusta a una estadística de casos diarios que presenta dos máximos y que oscila mucho. El algoritmo de los investigadores estima para esta comunidad autónoma un total de 17.800 infectados. El número de enfermos detectados en ese territorio ayer alcanzaba los 14.380 tras sufrir una gran subida. No obstante conviene preguntarse a qué se debe que la tendencia de enfermos positivos no haya descendido en las últimas semanas al ritmo esperado. Ese hecho, por ejemplo, hace que el pronóstico basado en el cómputo del R0 (índice que señala de media a cuántas personas infecta un único contagiado por periodo infeccioso) dé a Castilla y León una mala nota, por encima de 1 (1,13) lo que daría la impresión de que la pandemia no está controlada y continúa expandiéndose. Sin embargo, el análisis detallado de los datos permite comprobar que Castilla y León registra un descenso continuado durante el mes de abril en las hospitalizaciones diarias, que han pasado de un máximo de 2.356 a las 1.297 actuales, lo que da una idea de una reducción de los pacientes graves y, sin embargo, una mayor detección de contagiados con sintomatología leve. El catedrático de la Universidad de Oviedo Juan Luis Fernández y la profesora de la misma institución Zulima Fernández-Muñiz establecen su propio índice de contagio para concluir que cada infectado castellano-leonés ha ocasionado de media 7,35 contagios. Su modelo matemático también permite cifrar el número de infectados iniciales en una horquilla que va entre 80 y 100 personas. Según la estimación de los investigadores, la comunidad autónoma podría tener limitada la transmisión de la enfermedad en un plazo de una semana o diez días.