El 27 de febrero tuvimos el primer caso positivo de Coronavirus en la Comunidad Valenciana. En cuestión de 15 días ya teníamos 92 contagiados. Pasado un mes contábamos 2.100 casos. Un mes después, es decir, a comienzos de abril, rondábamos los 4.034, y, a día de hoy, se contabilizan casi de 9.500 positivos desde que se iniciara la epidemia.

En mes y medio, la vida personal y laboral de nuestros/as enfermeros y enfermeras y del resto de profesionales sanitarios ha cambiado, como la de todo/as nosotros/as. Es obvio el estoico esfuerzo que se está haciendo en todos los centros hospitalarios, centros de salud de Atención Primaria, residencias geriátricas y socio-sanitarias, clínicas privadas, etc por parte de todo el personal.

Su trabajo diario ha dado también un gran vuelco: de enfrentarse a la enfermedad y a la falta de recursos han pasado a enfrentarse directamente al Covid-19, cuya forma de contagio, síntomas, tratamiento y evolución no se conocen a ciencia cierta. Este virus ha dado la vuelta a la forma de trabajar de todos los que nos cuidan a diario. Y, a pesar de las prisas, del riesgo, de la presión asistencial, de la falta de medidas de protección individual, la Enfermería está cumpliendo con creces su objetivo y su compromiso con la sociedad y con la Sanidad. Como hace siempre.

Cientos de enfermeras/os han visto como, en cuestión de días y en medio de un caos notable, han modificado sus plantas, sus servicios, su puesto de trabajo, sus horarios, sus protocolos, su seguridad laboral, sus condiciones laborales y sus condiciones profesionales, con jornadas maratonianas, en condiciones de máximo riesgo, con falta de material -en muchos casos reutilizado y hasta caducado-, en hospitales, en residencias, domicilios y en la calle.

Toda la Enfermería en la Comunidad Valenciana está dando el máximo de ellas/os mismas/os: la enfermera de la UCI en la que están ingresados los enfermos más graves de coronavirus, la enfermera de la planta Covid, la que atiende un ictus en Urgencias, la enfermera de Atención Primaria convertida en "muro de contención" para no saturar los hospitales, el enfermero que atiende a domicilio sin saber si las personas a las que atiende son positivos asintomáticos, el fisioterapeuta que atiene a sus pacientes casi sin protección, enfermeras en plantas improvisadas con condiciones improvisadas, hoteles medicalizados,€ y tantos ejemplos que evidencian la capacidad de trabajo, gestión y adaptación de nuestras profesionales enfermeras.

Siempre me he sentido orgullosa de ser enfermera, pero hoy me siento mucho más. La Enfermería está dejando constancia a la sociedad de su gran importancia en la Sanidad y de la importancia de los cuidados que proporciona a la población. Desde aquí, mi gran agradecimiento a mis compañeros y compañeras por el gran trabajo que estáis realizando y que realizáis siempre.

No me gustaría despedir este artículo sin lanzar un mensaje directo a la Administración. Cuando esta crisis amaine y se hagan evidentes los problemas psicológicos y laborales (contrataciones, reubicaciones, remuneraciones, complementos€) de nuestros profesionales, deben compensar tanto sacrificio y retribuirlo. Suban los complementos de riesgo, den días de vacaciones, no pongan trabas en los permisos,.. Inclinen la balanza del lado de la Enfermería. No se olviden de quién estuvo a las duras y las maduras.

Este virus nos está marcando en lo social, en lo sanitario, en lo económico y en lo psicológico. Si el ciudadano de a pie está sufriendo, imaginemos como está siendo el día a día de todas nuestras profesionales que han aparcado a sus familias, sus amigos, sus hogares, sus vidas, en definitiva, para darlo todo por los usuarios. A ellas y ellos, SATSE, vuestro Sindicato de Enfermería, os quiere dar miles de gracias.