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Punto de vista

¡Qué grande es ser médico!

Hace unos días, en un chat con colegas jubilados, uno de ellos, haciendo referencia al homenaje de los chinos a los médicos, decía ¡qué grande es ser médico! Pues sí, maravillosa profesión. Pero, muy exigente. Muchos años de estudio, guardias, que robarán interminables horas de sueño, y muchísima responsabilidad. Divina, diría yo. Porque los médicos somos humanos y, por tanto, no exentos de cometer errores. Pero, a nosotros, siempre se nos ha exigido la perfección. ¿Se habían dado cuenta de esto, señoras, señores, señoritas y señoritos, que salen cada tarde, a las ocho, a aplaudir a los balcones? ¿Y a usted, presidente, se le ocurrió pensar en lo que iba a suceder, enviando a los médicos a la "guerra con tirachinas"? En su comparecencia del día 12 de abril decía, haciendo referencia a los sanitarios, "labor impagable que siempre reconoceremos".

Señor, sí que pueden, y tienen que pagar y reconocer en el futuro, dando fin a esos precarios contratos temporales e insuficientes sueldos. Pero, ahora, lo que piden a gritos, son test y material para, bien protegidos, no contagiar y atender a los pacientes, aliviando su dolor, confortándolos en esa solitaria y definitiva despedida?, sin el calor de los suyos. Cientos de veces hemos oído a nuestros dirigentes que teníamos la mejor sanidad del mundo. Pero, los médicos, desde hace años, no nos cansábamos de desmentir ese mito. Y denunciar las carencias. Interminables listas de espera, falta de personal, de camas hospitalarias? Si a esto le sumamos el retraso en tomar las medidas para hacer más liviana la propagación del virus, pues a la vista los hechos. Sí, sí, ya sé lo que ha dicho Adriana Lastra: "Todo Occidente llegó tarde, pero España llegó antes que los países de nuestro entorno" Si es así, ¿puede explicar, porque tenemos más muertes que nadie? Al menos es lo que sucede cuando escribo estas líneas. Complicada situación, pero que, mis queridos y queridas colegas, vais a sacar adelante, por esa seriedad y vocación, ese sentimiento profundo de gratificación personal, por la entrega a vuestros semejantes. De ahí que, cuando os veo en televisión, en ocasiones vestidos con bolsas de basura, gafas de esquí?, o cuando salgo a aplaudir a las ocho de la tarde, me emociono y repito -y aquí me atrevo a hablar en nombre de todos los médicos que estamos jubilados-, ¡qué grandes sois, confiamos ciegamente en vosotros, qué grande es ser médico! ¡Sois unos fenómenos!

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