Antes de la crisis del Coronavirus, el sector del automóvil se encontraba en una encrucijada en la que se abrían nuevos caminos. Teníamos por delante la salida del Reino Unido de la Unión Europea y sus consecuencias en materia de exportación para los fabricantes valencianos y españoles. Y teníamos también las diferencias comerciales entre China y Estados Unidos que estaban abocando a una escalada de aranceles con sus consecuencias en el resto del mercado internacional.

A eso había que añadir el cambio en el paradigma de la movilidad, la electrificación de los vehículos, la conducción autónoma, el coche compartido€ pero también la peatonalización de los centros urbanos, y un cambio en la mentalidad de autoridades y ciudadanos sobre el uso de los vehículos privados.

Y con todo esto, llega la crisis del Coronavirus que ha echado por la borda cualquier previsión económica de las empresas, por no hablar, de los Estados. Pero también ha cambiado la percepción del vehículo privado, que ha pasado de ser un agente agresor y contaminante a ser un espacio seguro y a salvo de contagios. Ya el 14 de marzo se anunciaba que se liberaban las zonas de pago de aparcamiento para animar a quienes lo necesitaran a usar su vehículo en detrimento del transporte público.

De pronto, el vehículo privado vuelve a ser necesario para garantizar libertad de movimientos y la prevención sanitaria.

No obstante, desde un punto de vista económico, la crisis del coronavirus está siendo la peor crisis económica tras la II Guerra Mundial y no podemos escapar de sus consecuencias. Pero sí podemos tratar de mitigarlas y reducir el número de damnificados.

Por eso, debemos comenzar a ver qué nuevas posibilidades se nos abren y qué medidas podemos reclamar para mantener las empresas, única manera de mantener empleo y generar riqueza.

Oportunidades

En contra de las apariencias, la crisis del coronavirus abre una oportunidad para el sector. El miedo a los contagios masivos ha invertido la tendencia y en China el 65% de las personas que no tenían vehículo privado, han manifestado su intención de adquirirlo, ya que no quieren usar el transporte público por miedo a contagios.

El precio de los vehículos eléctricos y las inversiones que se requieren a nivel de los estados ralentizará su introducción, pues ante la incertidumbre económica, los consumidores optarán por los modelos conocidos. De ahí que desde AVIA consideremos que el segundo semestre del año 2020 pueda reconducir las cifras de venta, aunque estén lejos de las previstas a principios de año.

Además, el vehículo compartido también va a encontrar ciertas dificultades de desarrollo, ya que los consumidores van a ser precavidos en el uso de cualquier elemento que pase por diversas manos.

Es decir, que el vehículo propio vuelve a ser, como en tantas ocasiones, un valor seguro para el transporte de los ciudadanos y libre de contagios.

Dicho esto, desde AVIA y como el resto del sector tenemos una serie de demandas que consideramos necesarias para el desarrollo y el fortalecimiento de la industria.

Demandas

En esta etapa, todavía de transición hacia la normalización de la actividad, las necesidades de las empresas van desde la liquidez hasta el abastecimiento de test rápidos para poder garantizar la seguridad de los trabajadores que se incorporen y confirmar que están a salvo de contagios.

Es necesario garantizar las exportaciones, ya que las entidades financieras han cancelado el factoring y han dejado a las empresas sin una herramienta de financiación.

Y desde luego, una vez reiniciada la actividad, AVIA se une a las demandas del resto de entidades y asociaciones en la necesidad de que se articulen medidas que reactiven el consumo de vehículos. Cabe destacar que esta reclamación ya se venía haciendo desde finales de 2019, ante el envejecimiento del parque móvil español. Esta renovación permitirá cumplir con objetivos de reducción de emisiones.

Porque lo que sí es un hecho es que los fabricantes de automóviles y de componentes siguen comprometidos con la fabricación de vehículos cada vez más respetuosos con el medio ambiente y más eficientes y esta mentalidad se mantiene, a pesar de las dificultades añadidas derivadas de la actual crisis sanitaria.

Estos planes de impulso a la demanda deberían ir acompañados de medidas fiscales para reactivar el mercado.

Desde AVIA queremos aprovechar la situación que ha provocado el coronavirus de desabastecimiento para poner el foco en la necesidad de promover un cambio en la cultura de proveedores y buscarlos en un entorno más cercano.

También es una reclamación histórica del sector el incidir en la flexibilidad laboral facilitando la resolución rápida de ERTE. Estas medidas son imprescindibles si se quiere evitar el despido masivo, ya que el sector del automóvil es especialmente sensible a los vaivenes del mercado.

En este ámbito de reclamaciones históricas, la crisis del coronavirus vuelve a poner de manifiesto los costes energéticos de las empresas. Desde AVIA hicimos una llamada a las autoridades a finales del año 2019 con datos recopilados entre nuestros asociados, y dado que las empresas de automoción están fuera de las ayudas por consumo eléctrico, por no estar consideradas electrointensivas.

Los datos obtenidos entre nuestros asociados arrojan un consumo que oscila entre los 100.000 euros anuales de media en el caso de las pymes, y los 800.000 euros de media anuales, en el caso de las grandes.

Desde AVIA querríamos que esta crisis sirviera para dar un impulso a la inversión y al desarrollo de la Industria 4.0 y medidas para incrementar la liquidez de las empresas del sector. También debería ser una oportunidad para generar visibilidad de las empresas valencianas y mostrar, especialmente en Europa, la capacidad técnica e innovadora de las empresas de automoción de la Comunitat Valenciana. Una innovación que, entre otras cosas, ha permitido que varias empresas de AVIA hayan participado en proyectos de desarrollo de material sanitario en un tiempo récord. Podemos mostrar nuestra capacidad de adaptación e innovación de manera ágil.

Por último, y en un escenario a medio y largo plazo, es importante que las autoridades valencianas, codo con codo con AVIA, trabajemos por la atracción de inversiones y la instalación de multinacionales, así como la retención de las que ya existen. Y, por último, tenemos que trabajar todos en la búsqueda de nuevos mercados, nuevos clientes, y nuevos sectores que permitan a las empresas diversificar.