Todavía a fecha de hoy estamos aprendiendo cosas sobre esta pandemia y seguiremos aprendiendo durante muchos meses, principalmente cuando tengamos la mayoría de datos que nos permita hacer valoraciones y reflexiones mucho más ajustadas a la realidad de lo que nos pasó, porque lo que tenemos ahora solo parte de esos datos que por supuesto también habrá que ir desgranando y analizando.

Quizás, de las primeras cosas aprendidas es lo realmente débiles que somos cuando el enemigo ni se puede ver a simple vista, una importante victoria sobre nuestro egocentrismo como seres humanos. En segundo lugar, que la palabra planificación debe servir para todos y, principalmente, para aquellas personas que tienen que tomar decisiones sobre colectivos, ciudades o países. En tercer lugar, que la política y sus luchas cotidianas deben quedar al margen mientras existe una gran necesidad de colaboración en materia de salud pública. En cuarto lugar, que es muy fácil enviar las tropas a la guerra sin un buen armamento y, por eso, tenemos que lamentar tantas bajas. En quinto lugar, que el caos no ayuda y debemos actuar lo más racional y responsablemente posible a título individual para pasar mejor un trance. En sexto lugar, que la palabra «humanidad» y la frase «ponerse en la piel del otro» debe estar muy presente en momentos como los que todavía estamos viviendo. En séptimo lugar, que la información debe ser precisa y veraz cuando tenemos que llegar al conjunto de la población. Y, por supuesto hemos aprendido que las tecnologías nos ayudan muchísimo en casi todo pero que nunca podrán sustituir un beso, un abrazo, un roce o una mirada de uno al lado del otro, y hay más, pero en otra ocasión, hablaré de otras cosas aprendidas... o más.

Debemos cambiar como Sociedad tras esta penosa experiencia, pues, sin duda, habrá que esperar a que termine para seguir aprendiendo y que ese aprendizaje nos diga cómo tendremos que ser a partir de ahora, pero desde luego diferentes en lo colectivo y en lo individual.

Desde la vertiente de salud, debemos tener responsables con capacidad para prevenir y presupuesto para planificar. Y que los científicos y sanitarios digan a los políticos lo que se tiene que hacer y no al revés. Los principales protagonistas de esta pandemia (aunque no los únicos,) llevan batas blancas, verdes, moradas, y deben contar con las herramientas que permitan hacer su trabajo. Y eso se llama «prevención» y «planificación».

Desde la vertiente económica€ «paciencia», pero acompañada de una verdadera dosis de solidaridad. Y, en este caso, los ciudadanos sí que deberíamos cambiar hábitos de compra y consumo, pensando en los cientos de miles de micro pymes y autónomos, en las empresas españolas y los productos españoles, pues cuanto más gastemos en cosas de aquí más rápida será la manera de curar algunas heridas, pero sin olvidar a aquellos que durante esta crisis han mirado y ayudado a nuestro país. Asimismo, debemos reorientar nuestro modelo de país y, aunque el turismo debe seguir siendo un elemento esencial, no debemos olvidar que si hemos tenido alimentos y buena distribución de los mismos ha sido por nuestra cadena alimentaria, empezando por el sector primario, la industria agroalimentaria, las cooperativas y las empresas de transporte y distribución. Y, una vez más, se demuestra que más vale tener industrias de productos imprescindibles a 100 Km de casa que a 10.000.

Desde la vertiente social, debemos dejar de mirarnos tanto nuestro ombligo y mirar más hacia nuestro entorno para ver las necesidades de otros y no solo las mías, y esa capacidad de empatía nos hará responder mejor a situaciones de alarmas o alertas generales y nuestra capacidad de reacción será mucho más homogénea consiguiendo antes los frutos esperados.

¿Y desde la vertiente política? Pues son los que más tienen que aprender. Sin duda, esta pandemia nos está ofreciendo todas las caras de la política. Algunas personas dando lo mejor de sí, evitando los protagonismos y decidiendo por todos nosotros, siendo conscientes de que estamos pasando por algo nuevo, excepcional y desconocido. Y estas personas con responsabilidades políticas también. Pero, por otro lado, estamos asistiendo también a una parte de la clase política que continúa pensando como políticos y no como miembros de un colectivo donde millones de personas sufren. Y, cuando estemos saliendo de esta pandemia y con todos los datos reales, deberemos decidir quién se encontraba en cada situación para dirimir responsabilidades, porque el examen de conciencia debe ser general y de todos y cada uno de nosotros.

Podría seguir horas escribiendo y reflexionando, pues tengo mucho tiempo para pensar, pero seguro que todos vosotros también. Por eso, deben ser las mujeres y hombres de esta Comunidad las que aprovechen para reflexionar y aportar las decisiones que nos han de hacer cambiar como individuos y como Sociedad.

Seguid cuidando vuestro entorno y aplaudiendo a todos los que hacen algo para salir cuanto antes de esta maldita situación, puesto que ya hay cientos de valencianos y valencianas que han dejado de vivir y a los que no debemos olvidar. Y la mejor manera de hacerlo es que no se vaya ninguno más.