En todo este proceso de recuperación que va a necesitar la economía española para salir de la crisis una pieza fundamental de ese engranaje son los empresarios.

Hasta el momento son los grandes olvidados de esta crisis. Cuando el Gobierno habla de negociar medidas de impulso económico con los agentes sociales, no se cuenta con los empresarios. Ya lo vimos cuando Pablo Iglesias en plena tensión con los agricultores que se manifestaban por toda España para reclamar unos precios justos para el campo dejó fuera de la mesa de negociación a las asociaciones agrarias. Luego hubo una rectificación y se les convocó un poco a regañadientes.

Algunos siguen viendo al empresario como el enemigo a batir, que se enriquece a base de explotar al trabajador. Yo provengo de una familia de empresarios textiles y los trabajadores han sido una parte fundamental de la empresa.

Si no se ayuda al empresario, si no se ayuda a las empresas mediante programas de estímulo, de liquidez; el tejido empresarial corre el riesgo de desaparecer y con ello el empleo.

Lo peor de la crisis está todavía por llegar. Después de este periodo que se ha calificado como de hibernación, las empresas tienen que volver a su actividad normal porque es la única manera de que se reactive el empleo, se genere riqueza y a los ERTEs, no les sucedan ERES y despidos masivos.