La situación actual de confinamiento ha agudizado el consumo de contenidos y servicios online. Hootsuite señala que el tiempo dedicado a videollamadas se ha duplicado y se han disparado las descargas de aplicaciones de entretenimiento (TikTok crece un 96%). Según Comscore, el uso de redes sociales y noticias online ha crecido un 50% en España y la compra online de alimentación y libros se ha incrementado considerablemente.

Un estudio de Digital Detox señala que consultamos el móvil unas 150 veces al día, un 53% de las personas miran sus teléfonos al despertar durante la noche y uno de cada cuatro accidentes de coche se atribuye al uso del móvil.

Algunos gobiernos reconocen el derecho a la «desconexión digital» y al descanso tecnológico. Francia, Italia y Filipinas permiten ignorar los correos electrónicos recibidos fuera del horario laboral. Corea del Sur estableció un apagado generalizado de los ordenadores de sus trabajadores para evitar el exceso de dedicación. En España, la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales protege la desconexión digital fuera del horario laboral.

A nivel social, ha surgido una corriente de «desintoxicación digital» (detox) para restringir al máximo la hiperconectividad y alejarse de internet, recuperando las relaciones y los encuentros interpersonales en favor de la autenticidad, la privacidad y el disfrute de experiencias en vivo.

Existen evidencias científicas de los beneficios de la desintoxicación digital. El estudio «The Welfare Effects of Social Media» (universidades de Stanford y Nueva York) incentivó a miles de usuarios de Facebook para desactivar sus cuentas durante un mes. Los resultados evidenciaron mejoras en los niveles de bienestar, felicidad y satisfacción personal, así como en los estados de depresión y ansiedad.

Existen herramientas como «Screen Time» (Apple) y Digital Wellbeing (Google), que limitan el tiempo dedicado a aplicaciones o establecen un horario de inactivación del teléfono en modo «no molestar». La compañía Light ofrece un móvil ultra minimalista alejado de las distracciones de los smartphones, ofreciendo únicamente mensajes, llamadas y alarmas. La app Forest recurre a la gamificación para contener la necesidad de mirar permanentemente el móvil, plantando semillas virtuales que se transforman en grandes árboles si no se atiende el teléfono, con recompensas canjeables en árboles reales.

El beneficio de la conectividad tecnológica es indudable y la crisis del coronavirus sería mucho más grave sin ella. Precisamente por ello, conviene recordar que el abuso tecnológico genera problemas de salud, como dolores de espalda y cuello, problemas de visión y audición, y alteraciones del sueño y cognitivas (especialmente en jóvenes). Además, promueve conductas sedentarias y de aislamiento y genera dependencia, adicción y ansiedad: cada vez más personas padecen «nomofobia», un miedo irracional a no tener a mano su smartphone.