Estos días parece que recobramos un ápice de esperanza. Porque las UCIS de la Comunitat Valenciana se van descongestionando, porque niños y padres pueden salir y respirar algo de aire fresco, porque el paseo, lejos de resultar algo aburrido, ahora es la mayor aventura que podemos tener. Porque parece que, como anunciaba el Ejecutivo, el fin del confinamiento está próximo.

Junto a esta firme esperanza, en esta nueva fase para hacer frente a la pandemia de la COVID-19 hay algo que permanece: el duelo. Es el dolor de los familiares, amigos, conocidos y todos aquellos que rodeaban a las cerca de 24.000 personas -y probablemente la cifra ascenderá en los próximos meses- que se ha llevado este virus solo en España. En muchos casos, muertes sin ataúdes ni entierros, familias que no han tenido la posibilidad de decir adiós, de recibir ese abrazo reconfortante o poder descansar en el regazo de alguien amado, compartiendo el sufrimiento que sin duda arrastra toda pérdida.

Durante el proceso de duelo, pasamos por distintas fases de ira, negación y dolor emocional. Resulta imprescindible recorrer estas fases para que uno mismo y su propio organismo se adapte a la nueva circunstancia vital y pueda terminar aceptándola. En esta circunstancia excepcional, en la que se augura una prolongación del estado de alarma hasta que se tenga controlada la pandemia, este proceso psicológico se ha visto notablemente alterado. La llamada que anuncia el fallecimiento, la impotencia, la soledad y la falta de apoyo han condicionado la vivencia del duelo llegando incluso a convertirlos en posibles duelos de riesgo.

Desde la Asociación Española Contra el Cáncer de Valencia, como parte de nuestro compromiso de estar al lado de las personas que sufren y con una trayectoria en este ámbito del dolor humano, queremos ayudar a todos aquellos que han perdido a un ser querido en estos momentos de confinamiento. Por ello, hemos activado un servicio gratuito de atención al duelo abierto a toda la sociedad en el que nuestros profesionales atienden a cualquier consulta, acompañan en este proceso psicológico y ayudan a lidiar con las distintas emociones provocadas por la pérdida.

Una lección nos ha dejado esta pandemia: no somos dueños de la vida ni de la muerte ni podemos cambiar muchas de las circunstancias que rodean a la pérdida. Pero sí podemos elegir cómo vivirlas: solos o acompañados, aislados o arropados con nuevos canales de comunicación. Y nuestra elección es y será acompañaros.